Vieques 1998 2
Vieques Struggle: A Digital Video Archive

Juan Carlos Rodriguez

Carlos Zenón: Yo creía que iban a hacer más preguntas, nada más.
Mujer: Una pregunta que todos acá nos estábamos haciendo, no, es: ¿Cómo, cómo se desarrolló la lucha de los pescadores contra la Marina? Es algo que… es poco lo que conocemos.
Juan Carlos: Y tal vez un poco. ¿Dónde está Vieques ya a fin de siglo, si es una lucha centenaria, dónde están parados ahora y como ya se visualizan, este… el progreso, de una lucha contra el militarismo, la cuestión del desarrollo económico y la dimensión?
Carlos Zenón: Primero tenemos que empezar, este, que mucha gente piensa que la lucha de Vieques contra la presencia militar empezó en 1978. No es cierto… siempre estamos, hemos estado en lucha, desde que la Marina puso su primera bota en esta isla.
La lucha empezó en 1940. Podríamos decir, por decirlo así, cuando por primera vez ellos llegaron a Vieques y empezaron a expropiar a la gente, en una expropiación forzosa. Tenemos los documentos respecto a eso de la mucha gente que ellos le compraron, le pusieron un precio a sus propiedades y nos dijeron porque tenemos cierta cantidad de horas. A algunos le dieron hasta 24 horas para tenerse que mudar de la parte oeste de la isla de Vieques. Ahí prácticamente empieza la lucha, porque mucha gente que tenía su terreno, que no conocía otro sitio que había estado, nacido y criado ahí mismo, como que no podía entender que venía un extranjero a apoderarse de su tierra. Y no solamente apoderarse, sino atropellarlo, porque, por ejemplo, mi mamá, yo tenía cuatro años de edad cuando nos expropiaron, y cuando nos fueron a expropiar le dieron 24, 24 horas para mudarse, estaba divorciada de mi papá y cuando le dieron el papel, ella no, no…. Primero, que no lo cree, y segundo, que decía “bueno y que voy a hacer yo, si yo estoy aquí sola, con un niño y una niña”, que era una hermanita que tenía, “¿Para dónde voy?”.
Y creíamos, o ella creía que ellos creían para aquel entonces, que era... que no era... como que no era… ellos no podían creer… como que era un sueño de que ellos tienen que abandonar su sitio, donde… donde se… dónde estaban sus raíces. Pero era cierto, ellos tenían lo que le llaman, quizás ustedes en Estados Unidos, los gringos le dicen bulldozers. Nosotros, en Puerto Rico, le decimos puerca –que yo creo que es el nombre más correcto– y eso lo traían para tumbar las casas a la gente que no accedían a irse en el tiempo que ellos le habían dado. Mucha gente sí, horita, si tenemos tiempo, sí podemos, si no mañana si Dios permite se lo podemos dar a la … a ustedes, tenemos documentos por ahí de la gente que no sabían escribir y hacían inclusive una cruz. Y habla de la cantidad de dinero que le daban por sus propiedades. Hubo gente que le dieron hasta 75 dólares, 30, y le decían vete. Entonces lo que le daban era un papelito a la gente donde tenía cuatro números, cuatro números, eran unas estacas que ponían en el área donde supuestamente están aquí unos cañaverales. Y tratar de conseguir dónde estaban esas tablas y ahí era, de acuerdo al papel, donde tú te ibas a ubicar. No había agua potable, no había luz eléctrica, no había absolutamente nada. Lo que había era ganado, vacas y bueyes. Nosotros teníamos una casita de así en madera, porque para aquel entonces, normalmente, casi todo el mundo esta isla y creo que en Puerto Rico, éramos gente de unos recursos bien pobres, y la casa de nosotros pues cuando se fue a desbaratar, pues … quedó en un estado de deterioro que no sirvió nada. Y son cosas que sí, mi mamá siempre estuvo bien segura que a mí no se me olvidaran, fueron cosas como esta.
Ella recogió en una sábana las poquitas cosas que se podían utilizar, quizás, cuando llegáramos al otro sitio y … pero se paró a la orilla de la carretera conmigo de mano y mi hermanita. Y viene un señor que era barbero, le decían Don Polito Cruz, y le dijo: “bueno Trine –Trine era el apodo de mi mamá, se llama Trinidad– ¿Qué vas a hacer ahora?” Y ella le dijo: “Bueno, la verdad, que no sé ni pa’ dónde voy, ni qué voy a hacer, qué voy a hacer con mis hijos”. Y él le dijo: “Pues yo soy barbero.” Y nos regaló una barbería que tenía, que tenía una puerta y dos ventanitas, que cuando la echaron –entre mucha gente la echaron en un camión y la llevaron al barrio Santa María– y cuando llegó allá, llegó sin puertas y ventanas, pero por lo menos llegó. Y ahí yo estuve hasta la edad de... Me crie hasta la edad de, diría yo, 12 años más o menos. Tenía cuatro cuando esto sucedió.
Le traigo esto porque mucha gente en Puerto Rico, en los Estados Unidos, donde hemos hablado de estas luchas, en todos sitios, la gente piensa que la lucha y que Carlos Zenón se envolvió en una lucha ayer o en el 78. Carlos Zenón sencillamente, prácticamente, nació en una lucha. Ya a los cuatro años de edad estaba en una lucha, porque me patearon, me botaron. Y, entonces, mi mamá estuvo bien, bien segura de que estas cosas, a medida que iba pasando el tiempo, me las iba recordando, me las iba recordando, para que nunca se me olvidaran, para que nunca se me olvidaran. Pues eso se me quedó en mi mente.
Los otros días estaba hablando precisamente con Cano, en una reunioncita que teníamos aquí, y estábamos hablando cuando los marinos empezaron a venir entonces en cantidades. Ya para los años 50 se metían a Vieques 25 o 30 mil marinos. Imagínese, en una isla tan pequeña, si ustedes se han dado una vuelta por ahí, pues chocábamos unos con otros prácticamente. Ahí hubieron ultrajes, hubo ultrajes, tenemos recortes de prensa. Hubo, mataron gente en las calles, en peleas callejeras con marinos borrachos. Mataron gente con bombas. Ellos, en una forma bien irresponsable, dejaron artefactos explosivos vivos en distintas áreas, dónde ni siquiera ellos habían restringido. Había ganadería, y la gente que tenía su ganado tenían que ir a ver su ganado a caballo, y muchas veces el caballo pisaba artefactos explosivos. Como un señor y un niño, que desaparecieron los tres: la bestia, el niño y el señor, por un artefacto explosivo, un mortero. Yo fui parte de un mortero que explotó –parte en el sentido de que no estaba muy lejos del área. Cuando ellos hacían maniobras, nosotros, como esta isla estaba siempre un poquito atrás en la cuestión de trabajo, nosotros íbamos a recoger cobre, los casquillos de bala vacía de cobre, para venderlo. Y nos metimos a un área a buscar cobre y ellos habían dejado precisamente una bala de mortero y fueron cuatro muchachos amigos nuestros… Yo tendría, para aquel entonces, como 14, ellos tendrían algunos 15, 16, por ahí variaba la edad, pero éramos jovencitos, más o menos, de la misma edad. Y yo estaba como en aquel parque, que no es muy lejos de aquí, oigo la explosión. El hermano mío y yo corrimos para el área, vinimos. Había uno tirado allá, había otro tirado acá, había otro tirado allá, heridos gravemente. A uno de ellos le faltaba esta área de aquí, del cráneo. Y sabíamos que estaba agonizando porque estaba boca abajo y cogía la tierra con las manos y se la traía hacia arriba. Y, entonces, veíamos los sesos que estaban saliéndose. Él se murió al otro día. O sea, todas estas cosas se fueron amontonando en el Carlos Zenón que mucha gente ha oído por ahí. Y después de esto, los marinos con las peleas, los marinos ultrajado a las mujeres. Mataron a un anciano que le decían Mapepe. Cuatro marinos borrachos quisieron ultrajar a dos señoras. Eso yendo para allá para… Allá había un negocio, un viejito, un anciano, que tenía 70 años que le decían Mapepe, tenía un negocito allí, un cafetín, como decíamos antes, y habían dos señoras ahí. Y cuando salieron, habían cuatro marinos. Porque ellos se fugaban por todo esto, porque siempre se mantuvieron la parte Este de Vieques. Los miles que venían se mantenían casi todos acá arriba. Y había unos cuatro marinos borrachos y habían visto a las señoras y se escondieron –porque para aquel entonces apenas había alumbrado eléctrico. Y cuando ellas salieron ya para irse por la noche, ellos intentaron ultrajarlas. El viejito de 70 años salió a defenderlas y lo mataron a golpes. Tenemos los recortes de periódico ahí también.
Y todas estas cosas se fueron acumulando y llegó un momento, especialmente en el barrio Santa María, que se puso la cosa que no se podía prácticamente vivir. Y no me gusta mucho el yo, convertirme en un yoyo. Pero no sé si nací para esto o qué fue lo que pasó. Si parte de todo esto que estaba acumulándose en mi mente a esa edad, pues de momento brotó. Llegó un momento en que yo reuní a los jovencitos en el barrio Santa María y dije: “mira pues aquí esto es cuestión de vida o muerte, pues vamos a pelear, vamos a pelear también, vamos a defender nuestras hermanas, nuestras madres.” Se metían (LOS MARINOS) a los cafetines y le robaban a los dueños de negocios. Se metían, diez o doce, bloqueaban lo que le llaman el mostrador, al frente, dónde estaba persona atendiendo y, como antes, pues eran cafetines que no tenían almacenes y tenían sus cajas de cerveza amontonadas la misma esquina y mientras esos 12 le tapaba la visión al que estaba ateniendo, los otros con un jeep –porque ellos bajaban con vehículos de todo– iban echando a las cajas de cerveza para robárselas. O sea todo esto se estaba dando. A esa edad yo empecé, yo empecé a pelear con ellos a la edad de 12. Reunimos un grupo, yo creo que llegamos en un momento dado como a 30 jovencitos. Había un chiquero que le decían Food Club que era dónde ellos bajaban y nosotros lo convertimos aquello en el campo de batalla. Allí lo esperábamos. Nos agolpeaban, los agolpeábamos, pero empezamos a ... la Policía empezó a preocuparse por la situación que estaba pasando. En una ocasión salió en el periódico El Mundo que habían salido 37 heridos, entre civiles y militares, esa pelea la formamos en la plaza pública porque ya, ya, ya estábamos hastiados y había que hacer algo al respecto. En una ocasión, que le dije a Cano, me dieron una herida bien fuerte por aquí, estuve hospitalizado. Mucha gente pensaba que no … que estaba, que Carlos no volvía al chiquero Food Club a pelear con los gringos. Pero me recuperé y así continuó la cosa.
Yo alguna vez creo que estuve en las Naciones Unidas y le dije a la gente, pues, en una charla en Nueva York, preocupado, pues, en que no soy ducho en un lenguaje fino, en que, pues, un pescador común y corriente, que se crio por ahí, y de momento, pues, tener que visitar sitios, que compartir con otra gente ... Y le tengo que decir la franca verdad, a veces oía esas palabras finas y decía: ¿Pero, qué será lo que quiere decir esto? Porque yo estuve hasta sexto grado, yo no pasé de sexto grado. Llegué hasta ahí. Después, más tarde, me dio por coger unos cursos y esto y otro. Pero una de las cosas que yo consideré bien importante, siempre tuve una visión porque, como dije anteriormente, mi mamá nunca permitió que a mi se me olvidara absolutamente nada de los sufrimientos que estábamos teniendo nosotros y el pueblo de Vieques. Y eso yo lo guardé aquí y nunca lo solté. Y yo dije que había que aprender, de alguna forma, cómo se desenvolvía el aparato militar. Y decidí ir al ejército voluntario y mucha gente pensaron “falta quizá de la cuestión económica,” pero no tanto eso. Yo quería saber cómo es que se bate el cobre allí dentro, porque tarde o temprano yo sabía que ya más grandecito lo iba, le iba a tener que ver al enemigo claro, bien frente a los ojos y tenía que tener unas cosas. Me dediqué inclusive a aprender un poquito de inglés para saber cuándo me decían algo que yo no podía entender … para no pecar de ingenuo. Traté de acomodarlo todo para no tener sorpresas. Fui al Ejército, salí del Ejército y, prácticamente, acabando de salir del Ejército, fue la pelea en la plaza pública dónde salió en el periódico El mundo, que salió que salimos unos cuantos machucaditos, pero esa vez salieron más de ellos. Nos dedicamos entonces ... ellos tenían el relajo de bañarse desnudos en las playas de Vieques. Nos dedicamos a utilizar caballos y a cogerlos con varas, y a correrlos y dejarlos sin ropa, a correrlos hasta el campamento, a cantazo limpio, o sea, tratando de poner el orden, porque la verdad es que ellos creían que esto la tierra de nadie. Y así nos fuimos envolviendo. Hasta que llegó la hora de la verdad.
En el 75, de hecho, yo también para vivir, para poder vivir, pescaba de 12 años, sacaba tiempo para pelear con los marinos, y sacaba tiempo para atender mi vieja y mi hermanita, y tenía que sacar tiempo para buscar el pan de cada día, porque mi mamá cogió una enfermedad en un tobillo. Ella trabajaba de criada en una casa en el pueblo. Y llegó un momento que tuvo una enfermedad bien fea en un tobillo que no podía... Y las criadas antes tenían que trabajar paradas todo el tiempo, siempre recuerdo, por 15 dólares mensuales. Y llegó ese momento en que yo llegué a mi casa, en un momento que no había nada. Ella no podía trabajar, mi mamá. Mi papá tenía otro montón de hijos ya en otro matrimonio. La situación estaba bien, bien triste, y hay que irse a trabajar. Y empecé a pescar con un señor que le decían don Jacinto Rivas. [Le habla a una tercera persona: Papá del Riva, Santa María.] Este, me decía, “pero Taso, si esos bracitos que tú tienes, pues tú no vas a poder remar.” Cuando aquello no se usaba el motor, como ahora. Y yo le dije “usted no se apure. Yo voy y trato… Y si me mareo, pues de eso y usted me da lo que pueda.” La cuestión era llevar algo de comer a casa. Me fui con él los primeros días. Él tenía otro muchacho más fuerte que remaba. Entonces lo que me decía “pues no te preocupes, cuando llegamos a tierra, tú escamas el pescado” y esto y lo otro. Y pues siempre me daba dos o tres pescaditos y me daba mi pesetita, mis 50 centavos y con eso me baldeaba. Y después de eso me fui incluso a picar caña.
Una vez el almirante Knoizen estaba tratando de decir, está en prensa también, de que Carlos Zenón, que vino de Filadelfia, que dicen que trabajaba en una fábrica de carne. Yo averigüé que él lo que era es maestro escolar. Yo dije que lejos está de la [realidad]. Lo que pasa es que no pudo, no pudo, cuando después de 78, que es cuando a él lo traen, a ver cómo podía bregar con la lucha con los pescadores. Él siempre pensó que nosotros portorriqueños no teníamos unas capacidades y nosotros le probamos que si tenemos… somos inteligentes, natos. Lo que pasa que a veces nos agotamos y no queremos desarrollar unas cosas o nos acobardamos un poco o nos subestimamos. Y pasó muchas veces conmigo. Yo decía “pues, pero yo no me atrevo a hacer esto, no me atrevo a hacer lo otro.” Pero a medida que se fue desarrollando la cosa...
Hoy tuvimos una experiencia de las que yo tuve al principio y me alegro que ellos hayan estado envueltos. Yo le había hablado ya anteriormente de que en un momento dado esto iba a suceder y mira sucedió hoy, dónde hubo una falla, pero que eso no quiere decir que no se puede corregir. Al contrario de esas es que uno aprende, se aprende. Pues a medida que fui envolviéndome en el 75, como yo pescaba y bregaba con los pescadores directamente, pues ellos me vieron como una persona un poco despierto. Cuando ellos tenían un problemita, pues yo, como rápido, buscaba la forma de ayudarles a solucionarlo. Me envolví en las agencias del gobierno como Acción Comunal de Puerto Rico, que fue una de las agencias que más criminal fue con los pescadores en todo Puerto Rico y yo defendiendo los pescadores de Vieques, cuando me envolví con ellos también a pelear para conseguir lo que los pescadores realmente necesitaban: artes de pesca, bregar con sus motores. Y en el 75 ellos decidieron, se decidió hacer una asociación de pescadores y dijeron, me dijeron: “tú vas a ser el presidente de los pescadores.” Y yo dije: “no, vamos a llevar esto a una Asamblea. Y en la Asamblea me dieron dos títulos. Tú vas a ser el director, porque entonces se bregaba con algunos fondos para bregar con la situación ... tú vas a ser el director de la Asociación de los Pescadores pero a la misma vez tienes que ser el presidente.” Y yo dije: “aquí hay un conflicto de interés.” A pesar de que mis estudios no eran muchísimos, pero entendía lo que era un conflicto de interés. Dije: “aquí hay un conflicto de intereses, así que entonces me dijeron pues quédate como presidente primero, y me quedé como presidente.”
Ya estábamos teniendo problemas y se me habían hecho unos estudios por el gobierno de Puerto Rico sobre las actividades militares y el daño que hacían a la pesca en Vieques. Uno de los estudios, que creo que está por ahí todavía –porque hubo, no era esta casa la que tenía antes, me la destruyó [el huracán Hugo] y se fue mucho, se perdió mucho material, mucho material– Indicaba que la Marina, destruyendo el arrecife, bombardeando las lagunas en las costas de Vieques, le hacía un daño al pescador ... Ellos lo hicieron [el estudio] a base de nasas. Nasa es una trampa que se prepara para tirar al agua para coger el pescado. Si alguien tiene dudas, le explico más o menos rapidito cómo lo hacen. Pero alguna trampa que se hacen para tirar al agua y coger al pescado. Entonces ellos llegaron a la… el estudio que reveló que una nasa puede estar en el fondo, si es nueva, hasta ocho o nueve meses, sin destruirse. En esos ocho o nueve meses, pues todo lo que coge lo mata, porque la Marina, cuando viene haciendo su maniobra, con sus buques, con la hélice, enreda la soga que está arriba, que es lo que está con una boya, que es la que nos indica todo el tiempo dónde está la masa, para levantarla y sacar la pesca, pero si le parten con la hélice la boya, la soga, pues la nasa se queda abajo, entonces pues no la podemos detectar y se puede quedar abajo hasta todo un año matando pesca. De hecho, mata más cuando esto sucede, porque el pez que muere le sirve de carnada al otro y sigue, se torna en una cuestión… Se prostituye la cosa allá abajo. Y ellos llegaron a la conclusión que, con este año, no estamos hablando los baldeos, estamos hablando de lo que rompen del arte de pesca, que el pescador estaba perdiendo alrededor de 73.000 a 75.000 dólares anuales solamente con este daño que le hacían. Claro, ellos nunca hicieron un estimado de cuánto mata cada nasa por el tiempo exactamente. Ellos, nosotros les calculábamos, le enviábamos papel a ellos –como teníamos más experiencia– “mira, de acuerdo a las corrientes de este sitio, la nasa dura tanto, la Nasa dura menos, o dura más. Eso fue más o menos un estimado que ellos hicieron, no sé. Nosotros siempre entendimos que el daño era mayor, pero mayor aún es el de los arrecifes. Cada vez que cae una bomba de 2000 libras en áreas, en un área de 30 o 40 pies de profundidad que destruyen el arrecife, destruyen la pesca, destruyen la cría, destruyen todo. Estábamos combatiendo con eso hasta febrero del 78.
En enero del 78 ellos anunciaron una maniobra, la maniobra más grande que se iba a dar en la historia de esta isla, dónde venía toda la fuerza de la OTAN a bombardear a Vieques, a hacer maniobras, lo que ellos le llaman el Amphibious Landing, desembarco. Y entonces, cuando mirábamos los papeles que ellos estaban regando por todo Vieques especialmente el (no se entiende) ... Yo voy y busco un mapa y digo, pero espérate ... Ellos estaban dejando abierta solamente el área dónde entraba la lancha de Fajardo a entrada y salida. Todo lo demás estaba restringido para toda la isla de Vieques por 28 días. Yo fui al campamento García con miembros de la junta de la Asociación de Pescadores. Discutimos el problema en el campamento García con los oficiales que había aquí y nunca nos dieron ninguna satisfacción. Solamente nos decían “mira, esa maniobra, pues hay que hacerla porque es una fuerza que queremos demostrar al mundo que tenemos cuando nos combinamos los países de la OTAN, tenemos una fuerza que incluso puedan… bueno… Después los pescadores me siguieron trayendo la preocupación de que para febrero 6 del 78 empezaran esa maniobra: qué íbamos a hacer nosotros en 28 días? Tenemos billes que pagar. Tenemos familias que mantener, botes, motores que pagar, un montón de cosas. La tasa de desempleo sobre el 50 por ciento en la isla, 75 por ciento de las familias viviendo en cupones de alimentos. O sea, no podíamos hacer otra cosa que no fuera ir a pescar. Primero que esa es la única fábrica dónde usted toca la puerta y no le dicen que no hay trabajo, siempre y cuando usted tiene un motor y una lancha, siempre encuentra trabajo en el mar.
Pues para aquel entonces el almirante que estaba en el Roosevelt Road se llamaba Robert Flanagan. Cuando eso, el alcalde para aquel entonces del PNP era Radames Tirado, el único alcalde PNP que ha tenido esta isla. Y yo hablé con él, él es compadre mío de al menos de 40… 44 años, 42 años. Le dije, “mire compi, aquí tenemos un problema. Usted como alcalde a ver si me acompaña. Vamos a Roosevelt Road, a ver si conversamos con esta gente de que lo que ellos quieren llevar a cabo es totalmente imposible. O sea, es estrangular la isla.” Y él me dijo: “está bien. Vamos a ir.”
Fuimos a Roosevelt Road, nos reunimos con Robert Flanagan, y eso fue el 4 de febrero. Estuvimos reunidos con él, le planteamos toda la problemática. Le dijimos, “mire, usted está restringiendo todas las aguas alrededor de la isla de Vieques. Nosotros, los pescadores tenemos… artes de pesca allá, en la mar, que con este tipo de maniobra de la fuerza de la OTAN completa, cuando ellos terminen los ejercicios, nosotros no tendremos artes de pesca, además del daño que se quedan haciendo todas esas nasas que se pierdan en el fondo. Y nosotros llegamos a la conclusión de que había que defenderlo. Y le planteamos eso a Robert Flanagan. Y nunca se me olvida tampoco, como no se me olvidó lo que me decía mi mamá cuando estaba creciendo, de lo perverso que habían sido los marinos y el gobierno norteamericano con nosotros. Él me hizo una pregunta cuando yo le planteé mi preocupación. Me dijo, “¿mira, en Vieques no hay una oficina de cupones de alimentos?” Yo le dije, “sí.”
Y entonces me dijo en inglés, “You can go home, go back to Vieques, go on to the food stamps line until we go on with the exercise.” “Vete a la línea de cupones de alimentos en lo que nosotros terminamos los ejercicios.” Yo le dije, bien molesto, pero no se lo quise dar a demostrar, le dije, “mire, mister Flanagan, le voy a decir una cosa,” –y decirle esto a un almirante de la Marina de guerra de los Estados Unidos, eso es…– Se echó a reir. Le dije, “por primera vez en la historia de la presencia de la marina en la isla de Vieques ustedes van a tener problemas.” Se echó a reír … Pues, vámonos, caímos en Vieques ese mismo día del 4, y, el 4 por la tarde, empezamos a hacer los preparativos. El 5 seguimos haciendo los preparativos, y, el 5 por la tarde, llamamos a toda la prensa del país y le dijimos que íbamos a parar las maniobras, el desembarco, que era la maniobra principal que ellos querían hacer, que era desembarcar marinos de distintos países a la orilla, para entonces destruir los cocales y todas estas cuestiones.
Y decidimos eso. Febrero 6 los pescadores dijeron mira, olvídate... Yo le planteé y le dije, “aquí puede de morir gente, aquí…” Porque era nuestra primera experiencia, no sabíamos qué iba a pasar. Les dije, “aquí va a haber bombardeo, aquí va a haber embarcaciones que nos van a impactar.” Nosotros tenemos la lancha nuestra, la mayor … Teníamos dos lanchas grandes una de 35 y una de 42, que eran las lanchas de comunicación, de mantener la comunicación entre las 40 lanchas. Llevamos 40 embarcaciones ese día, 38 pequeñas y 2 grandes, la más grande de las pequeñas medía 18 pies. Imagínense ustedes cuando empezamos a ver esos animales allá afuera. Pero íbamos decidido febrero 6 a las 5:30 de la mañana ya estaban todos los pescadores dispuestos en la orilla de la playa, en La Esperanza. Y estaba también toda la prensa del país, porque muchos de ellos me invadieron hasta la casa, nos montamos a las embarcaciones, nos rompimos pa’ allá.
A las 6 y 30 caímos en el área dónde se iba a hacer el desembarco. Ellos habían anunciado a la prensa que a las 7 iban a hacer el desembarco y que le iban a probar al mundo que ellos hacían un desembarco con una rapidez inmensa, se supone que a las 7:45 hubiesen desembarcado dos mil o tres mil hombres. Algo así habían dicho. Y nosotros caímos a las 6:30 en el sitio y ya a las siete ellos estaban tratando de desembarcar, de hacer el desembarco. Y empezó. Empezaron los encontronazos. Hubo un poco de temor. Hubo un poco de todo. Pero pude notar en la cara de cada uno de aquella gente que estaban defendiendo no solamente el pan de cada día, de su familia, estaban defendiendo la patria, estaban defendiendo a Vieques, y se le podía notar en los rostros de cada uno, que allí nadie estaba dispuesto a echar una pulgada para atrás, independientemente de cuáles fueran las consecuencias. Pero surgió un caso bien importante –que yo no haría esta entrevista con ustedes si no lo traigo a colación. Y dónde quiera que voy lo menciono, porque mucha gente piensa que –y se habla mucho de Carlos Zenón, en distintos sitios– y realmente es que nadie, nadie, puede ser un buen líder si no tienen una gente buena detrás. Nadie, nadie totalmente. Eso es totalmente imposible. Aquí se envolvieron mujeres –que nosotros había veces que el pantalón lo teníamos corto con lo largo que lo tenían ellas–, mujeres valientes; se envolvieron jóvenes, con unas capacidades increíbles. Aquí se envolvió todo el mundo y, dentro de toda la gente que se envolvió, había un pescador que yo siempre lo destaqué, tenía alrededor de 70 años de edad, medía como cuatro pies, seis pulgadas de estatura, casi ciego… se llamaba Lino Lanzó. Murió.
Cuando está toda la cosa bien, bien fuerte, bien violenta … Ya le habíamos dado unas cuantas pedradas también a ellos, porque aquello fue… Y donde la enseñen [se refiere a la grabación en video de la entrevista], pueden creer otra gente que es cuestión de violencia. Aquí los violentos son ellos, los invasores son ellos, que a veces dicen que estamos invadiéndoles. No, si aquí el único invasor es la Marina de guerra de los Estados Unidos, y los que provocan son ellos. Y yo creo que somos humanos y estamos cansados ya de que nos sigan atropellando, y no solamente estamos dispuestos a golpearlos, estamos dispuestos a hacer lo que haya que hacer [con] tal de que el orden se restaure aquí y que esta isla nos la dejen libre de una vez y para siempre.
Este señor, cuando estaba la cosa bien fuerte, pero no es decirlo. Yo creo que no sé si hay películas todavía de esto de Canal 4… una vez me dijeron que ellos tenían pudieron obtener de ella, guardar... Cuando la cosa está ... Ya se habían roto embarcaciones, ya se habían dado matracazos todo el mundo. La cosa se puso bien, bien ... Ya tuvimos que llegar para empezar a parar los anfibios los barcos, velamos unas pequeñas que ellos tenían que era rápida, que empezaron a ellos a echar marinos en esas que eran rápidas para salir más rápido. Entonces nosotros ya íbamos preparados con sogas. Entonces le prepararon como unos trasmallo de sogas y cada vez que iban pasando por ahí una lancha de nosotros, una allá y otra acá, levantaba y cuando ella la cogía, como era pequeña, eran sogas gruesas que le metimos con bolla, se le metía en la hélice, se le atrancaba y ahí ya estaba liquidada. Esa misma no iba para ningún sitio, esa era de nosotros.
Y nos tuvimos que valer de un montón de cosas para parar el “amphibious landing;” lo logramos, pero lo logramos, y el éxito estuvo, en el resto de los años de la lucha y en este día, en este señor que les mencioné anteriormente de 70 años. En un momento dado [del desembarco], ellos traen ese barco… viene un barco bien enorme y [Lino] él está en el centro de la bahía. Habemos 40 embarcaciones y él está solo. La lanchita de él tenía como 16 pies y ese día no se llevó a doña Pepa, que era su esposa, una viejita que él siempre se la llevaba para las cuestiones… para las luchas. Ese día se fue solo y está en el centro de la bahía. Entonces, este barco intentaba abrir espacio por el centro para que detrás de él se vinieran las otras embarcaciones para el desembarco. Cuando viene para el centro, el que está en el centro de la bahía era Lino Lanzó, el viejito con su lancha.
Él era medio ciego, pero ese día estaba viendo aquel barco muy bien. Y entonces me llama por radio la lancha de 42 pies y me dice, “ Zenón, van matar a Lino.” Yo le dije, “bueno, vamos a ver qué pasa.” Y el barco se venía acercando, pero un monstruo, como de 300 pies, de 200 y pico de pies, a una lanchita de 16 [pies]. Y después, por allá arriba, aquella chimenea y torre de cosas, y él se veía allá abajo, como una cajita de fósforos. Y siguió para adelante. Ellos pusieron hasta gente al frente, para ver dónde estaba la lanchita, desde el barco de ellos allá. Y siguió para alante, y siguió para alante. Y me llamó otra vez el muchacho –se llamaba Luis Enrique Ventura– me llamó de nuevo, Chelaíto, y me dijo, “Taso, van a matar a Lino.”
Yo le dije, “mira, te voy a decir la verdad, aquí es donde se separa el grano de la paja. Esto es un chance que yo me voy a responsabilizar, que yo me tengo que correr como líder, y Lino se va a quedar ahí. Nadie lo va a rescatar.” Me dijo, “pues, está bien.” Estaba la prensa y todo el mundo tenso, tenso, tenso, tenso, tenso, y aquella embarcación pa’ encima. Lino miró la mía, miró la otra –y solamente ten una idea de cómo yo estaba, cómo estaba mi alma, cómo estaba mi corazón, cómo estaba yo mirando a aquello. Cuando el barco está como de aquí a aquella casa … Él tenía siempre un cantito de cigarro en la boca y está oyendo las máquinas del banco y me mira de nuevo, mira a la embarcación. Yo lo miré y no le hice ningún gesto, y él entendió lo que yo quería decir. “Te vas a quedar ahí. No voy a rescatarte.” Y se quedó, no movió su lancha para nada. Cuando el barco se acercó un poco más, él lo miró, cogió el cigarrito así, con los dedos, le dio un jalón, lo tiró y le cambió la cara, como quién dice, “llévame si te atreves, pero yo de aquí no me voy.” El barco cuando llegó como a 100 pies, diría yo, tuvo que tirar todas las máquinas en reversa para detenerse, para no llevarse a Lino, porque estaba… Primero, porque estaba toda la prensa. Segundo, que si mataba Lino, yo creo que la marina ya estuviera fuera de Vieques.
Y allí se ha formado… Nosotros celebramos antes de llegar a tierra ese día, y se formó allí, se formó, hasta la prensa con nosotros, nos abrazamos de lancha a lancha, nos pegábamos. Aquello fue… y entonces yo dije ahí… bueno, la verdad es que se puede. Hoy le atracamos una derrota a la marina de guerra de los Estados y se puede. Después de esto, los páramos como unas 38 veces, les paramos maniobras.
Hicimos actividades dónde en una ocasión ellos anunciaron una actividad... Les estoy nombrado las cosas de más impacto que ellos.. Ellos anunciaron una actividad dónde trajeron como observadores a Brasil. Vinieron buques de Canadá, de Estados Unidos, Francia, de … de esto que vinieron hoy y anunciaron, El nuevo día destacó mucho porque cuando aquel era estaba Ismael Fernández que escribía para ellos lo que ellos dijeran. También ellos dijeron: “vamos a hacer una maniobra de mar a tierra, de aire a tierra, para probar nuestra fortaleza también.”
Yo dije, “bueno muchachos, este es el reto, tenemos como cuatro días para prepararnos y cada uno empezó “pues, vamos a preparar las lanchas y vamos a hacer esto, vamos a lo otro y esta vez vamos a preparar más que seis embarcaciones 030, 020. Seis embarcaciones, las mejores las más grandecitas, porque esta vez nosotros vamos a retarlo dentro del área de impacto dónde tira la bomba viva está de 2000 libras. Nosotros ese día teníamos que meternos ahí porque era como único podíamos parar este tipo de maniobras, porque no había forma de parar un cañonazo a la pared de la isla, que es la que ellos están disparando y era totalmente imposible parar por el mar, un avión que viene de picada, soltar la bomba esta viva de 200 libras.
Mujer: Cuando fue la fecha?
Carlos Zenón: Esa fue, no te puedo decir exactamente a la fecha, eso fue alrededor del 81, 1981. Y decidimos ir con seis embarcaciones como a las cinco de la tarde, que oscurecía rapidito, que no nos pudieran sacar del área de impacto y trataron de pararnos en el camino, porque el puesto de observación –no sé si esto lo vieron hoy o lo van a ver mañana– desde allí, ellos tienen unos de esos que ven prácticamente a todo Vieques y en el mar ven hasta un pececito, prácticamente un equipo bien sofisticado. Y nos localizaron cuando ya íbamos, a pesar de que yo me pegaba mucho a la costa con las embarcaciones, como quiera, nos localizaron y trataron de impedirlo, pero con dos torpederas federales no pudieron y como quiera nos les colamos. Llegamos a tierra, no paramos motores ni siquiera, seguimos para la orilla y nos tiramos corriendo, nos metimos al área de impacto. Una vez que nos metemos al área de impacto, hay un montón de bombas vivas que nos han explotado el montón de ellas y ellos, que son militares, no se atrevían a meterse a sacarnos dentro del área de impacto porque no tenían… nosotros sí habíamos marcado, ya habíamos han mandado dos jóvenes, que ellos nunca se dieron cuenta, a marcar el área por dónde teníamos que caminar con, con cal… cal blanca. Ya lo habían hecho las carreteras tenían sus números, tenía todo. Cuando nosotros llegamos a tierra, brincamos y rápido encontramos las marcas, la cal y para dónde tenían que ir, con su flecha, y dónde teníamos que ir cada cual.
Y si había alguna bomba, algo, eso estaba marcado con cal, dónde había el peligro. Cuatro días… Y entramos, el único susto que pasamos fue que durante la noche un muchacho, Cristóbal Medina, pescador, dijo “caramba Zenón, yo tengo ganas de comer jueyes” Yo pues, lo cogí a relajo… Yo le dije, “ bueno, pues vete coge jueyes,” pero fue cogiendo jueyes, y entoces vino y prendió candela sin saber que había en esa área. ¿Tu te imaginas un fuego en el área de impacto, dónde hay bombas hasta 2000 libras sin explotar? Se ha formado un berenjenal y lo cogimos y con la misma agua que tenía para los jueyes apagamos todo. Fue el único susto.
Por la mañana, la primera que vio… no sé si tu la oíste mencionar, Wilda Rodriguez, que escribía para El nuevo día. Tremenda periodista. Por la mañana, ella me dice, “Zenón, venga acá quiero decirte algo” y me dice “mira pa’ allá.” Por la orilla de la carretera venía una escuadra como de 30 hombres, con un líder al frente y su carabina y sus cosas. Y yo bajé a la orilla de la playa a preguntarle al hombre que qué buscaba por ahí, si le podíamos servir en algo y lo raro que nos estuvo, que a pesar, porque esa es otra cosa que muchas veces, dónde nos equivocamos, pensamos que los marinos son los “tough guys” igual que casi toda la policía, casi siempre que tu vez a un tipo que entra de la policía... Si alguno está aquí me perdonan. Entra la policía porque se siente cuando una vez que le prestan revolver que realmente se siente hombre, mientras tanto... Y entonces, eso le pasa más a la mayoría de ellos. Pues, en una escuadra como de 30, con su carabinas, y todos nosotros estábamos allí metidos, desarmados. Lo que estábamos ahí fuimos a parar un bombardeo que no pudieron hacer esa noche porque del puesto de observación llamaron al gobierno que no tiraran porque estaba lleno de gente y llamaron a los barcos que no tiraran porque estaba lleno de gente. O sea que la maniobra que tanto anunciaron en El nuevo día, que si esto, que si lo otro… Pues se la malogramos, pero estaban tan molesto que llevaron una barcaza a la orilla de la playa cuando venían estos 30 hombres que yo me les acerco. Increíblemente, el líder empezó a echar pa’ atrás y los 30 hombres también. Y yo “ya ven acá. Si tú quieres hablar conmigo, la verdad es que te tienes que parar, porque yo no voy a seguir detrás de ti por ahí y por allá.” “¿En qué te puedo servir, cuál es tu problema? Ah que ustedes están en áreas que no… prohibidas … Ellos le llaman Red Zones, áreas rojas. “Tu estas en áreas rojas”. Y yo le dije, “bueno, la verdad es que yo veo aquí todo lo tienen como un Swiss Cheese aquí de tanto bombazo, pero yo no veo nada rojo aquí. Y lo único rojo que yo veo es tu rostro que estás preocupado. ¿Qué es lo que pasa?” Y me dijo “pues, bueno, vienen por ahí los federales.” Y yo dije, “pues bienvenido sean.” Y llegaron ese día y nos arrestaron a la orilla de la playa. Pero el propósito se cumplió, que era parar la maniobra, porque al otro día tuvo que salir en la prensa de que no pudo llevarla a cabo la maniobra porque los pescadores durmieron en el área de impacto, que son las cosas que a ellos le duelen, que uno se meta dentro de áreas dónde ellos supuestamente creen que eso es imposible, que ellos mismos no se atreven y les duele. Eso son actividades que nosotros hacemos porque buscábamos que les dolieran, que le molestaran.
Mujer: ¿Cuántos arrestados hubo ahí?
Carlos Zenón: Ese día nos arrestaron alrededor de... como a 30.
Mujer: Ahí no hubo. No hubo resistencia al arresto, no hubo confrontación física.
Carlos Zenón: No, dónde hubo un poco de forcejeo fue en Roosevelt Road… cuando fueron a sacarnos las huellas digitales, pues que muchos no lo permitíamos. Y, a veces caía la cosa de la tinta caía por un lado y el rolito que ellos usan caía por otro. Y entonces ellos decidieron separarnos para poderlo hacer, pero no lo logran del todo, porque también teníamos para aquel entonces un equipo de abogados en Puerto Rico. Una persona se encargaba, había un abogado que se encargaba de mover a los demás, que era Luis Camacho. Cuando eso él era el presidente del Colegio de Abogados. Entonces rápido alguien llamaba de Vieques, “se llevaron tantos” y cuando caíamos en Roosevelt Road, ya habían tres o cuatro abogados listos para y nos sacaron. Y la marina lo único… la única maldad que nos hizo fue que espero que la lancha de Vieques se fuera y nos tiraron a la calle como a las cinco de la tarde. Pero para sorpresa de ellos, había un montón de lanchas de pescadores que ya se habían salido de Vieques, que nos estaban esperando allá exactamente, y nos trajeron. De esas actividades, pues se hicieron muchas. Se hizo otra actividad.. bien… de mucho impacto. También yo creo que hay recortes ahí, que salió en El nuevo día dónde dice “los cogieron en pantaloncillos…” … tenían ellos... Había un ejército venezolano en una playa que le dicen Caracas. No es Caracas, Venezuela. En Vieques hay una que le dicen Caracas. Ellos le cambiaron el nombre. Ahora le dicen el Red Beach y ahí estaban norteamericanos, venezolanos, canadienses. Esta vez en tierra. Y ellos habían bloqueado esa playa completa con un tipo de ejercicio donde supuestamente el enemigo no podía entrar. Y ellos anunciaban, y esto era un jueguito para ellos, supuestamente anunciaban tal cosa.

Yo le daba un muchacho bueno, tenemos en Puerto Rico la Isla Grande y cuando decimos nosotros… que le decían, le decíamos el Comité Nacional. Llamamos al Comité Nacional, le dijimos que tenemos pendiente una actividad que era peligrosa, bien peligrosa, que, si querían participar, pues que cayeran a Vieques. Le dimos unas fechas, pero no la … del mismo día o la misma noche antes, tenían que venir antes. En esto, quiero que sepan una cosa, yo me llevé mucha crítica, mucha crítica, de la cual no me arrepiento nunca. Por ejemplo, esta actividad fue una actividad que vino mucha gente de la Isla Grande. Nos metimos, de hecho, nos metimos 400 y pico de personas a pie. Pero sabíamos que ellos estaban alertas. Sabíamos que eran muchos venezolanos, norteamericanos, canadienses y sabían, claro, pero nosotros conocíamos bien la playa dónde estaban ellos ubicados. Para aquel entonces me estaban buscando a mí, que patearon, le patearon la puerta a mi doña aquí, los marshalls federales para arrestarme. Porque antes de unas maniobras que habían hecho antes… porque le estoy contando la más o menos por encimita, pero algunas que nosotros les parábamos el bombardeo. Eran tantas y eran muchas veces. Hubo ocasiones que seis pescadores la paraban porque estaban dispuestos. Les estoy mencionando más o menos las de impacto. Pues, mientras ellos me estaban buscando aquí, de noche y a toda hora para arrestarme... De hecho, ya los abogados me habían llamado de la isla Grande [y me dijeron] que no me dejara arrestar en Vieques porque las posibilidades de que yo llegara a Puerto Rico iban a ser mínimas y mientras estos ya estaban buscándome aquí de noche y de día, aquí... Había veces que estaba allá por ahí pa’ abajo había un vehículo… parecían Al Capone y su gente, la policía estatal, los guardias federales, a ver si me veían llegar de noche. Mientras ellos estaban haciendo eso, me están buscando, yo estoy a caballo dentro del campamento García, casi al lado de ellos, en las narices de ellos, preparando el sitio, las áreas y todo dónde nos íbamos a meter con la otra actividad. Y unos jóvenes, que también me ayudaban a marcar áreas, porque muchos sitios había que marcarlos. Pues, invitamos a la gente a la Isla Grande y cuando llegaron aquí se molestaron mucho, pues, porque yo no quería decir para dónde vamos. Yo le digo “si no confían en mí, pues sencillamente, me da mucha pena decirlo, pero cojan la lancha.” Pero yo estoy haciendo esto por la seguridad nuestra, por la seguridad de ustedes y por la seguridad de la lucha, que para mí es más importante que todo. Un fracaso aquí, una victoria para la Marina eso es… y nosotros no podemos darnos el lujo de permitir ni una pulgada de a favor de ellos. Pero finalmente se decidieron y se quedaron.
Ese día decidimos salir a las cuatro de la mañana a pie de la Asociación de Pescadores de La Esperanza hasta el campamento García, que en el campamento García está en la playa Caracas. Salimos como las cuatro de mañana y entramos a las seis de la mañana por la orilla de la playa y ellos tienen el campamento en la misma playa, pero como a unos 100 pies de la misma orilla del tumbo el marullo. Y nosotros estábamos pegados al tumbo el marullo. 400 personas y empezamos a cantar La borinqueña. Y entonces sale en el periódico. Si tenemos ahorita o mañana, salen ellos corriendo. Lo cogió El nuevo día y todo eso. Ellos corriendo, algunos en pantaloncillo, a refugiarse a su caseta porque muchos salieron, “¿pero que es lo que pasa aquí? Nos invadieron.” Y nos las metimos 400 personas ahí. Al frente del campamento de ellos y rápido montamos caseta. No … nos montamos caseta, todo y entonces de ahí trajeron ellos, que este hombre la cogió directo, cogió la pelea directamente conmigo, el almirante Knoizen, ese que decía “no, ese no es pescador, es maestro… ese sabe más que esto… que esto y lo otro… Él dice que es pescador para que crean que la lucha es de los pescadores… pero este es maestro.” Pero llegó un momento en que la cogió tan y tan personal conmigo que yo dije: “fantástico, esto es parte de lo que yo quería, porque si la cogiste conmigo, mi hermano tú no tienes… no te va a dar el tiempo para pensar.” Y entonces lo mandaron a buscar a él, al almirante Knoizen, a Roosevelt Road…Vinieron los marshalls federales con helicópteros y medio mundo, nos tiraron los interdictos de páginas, desde los helicópteros, trataron de… nos tumbaron caseta con el viento este fuerte de los helicópteros. Ellos tratando de sacarnos de todas formas. Pero la forma principal que ellos entendieron que teníamos, nos veíamos obligado a salir, era bloqueando la bahía, el brazo de mar por dónde tenían que entrar las embarcaciones, si queríamos tener comida y agua, porque como íbamos a pie… No era fácil llevar un cargamento al hombro caminando por entre manglares y toda esta cosa camino tortuoso. No era fácil. Pues, cuando llegamos ahí no teníamos comida y agua. Y entonces llegó él, el gran almirante Knoizen y mandó a preparar como unas redes, unas mallas, frente al mar, con otras embarcaciones de ellos para evitar que nuestras embarcaciones entraran a llevar agua y comida. Y la gente se me acercó “mira Carlos, ¿y ahora qué vamos hacer?” Yo les dije, “pues manténganse con calma. No se preocupen, vamos, vamos a mantener la calma. Estoy casi seguro que vamos a tener agua y comida.” Ellos mismos me decían, “estarás loco” porque la verdad es que con eso que han puesto a esta gente de frente va a ser difícil y por tierra … ahí había que olvidarse de todo. Después que entramos allí y ellos pusieron guardia por todos lados. No había forma de nadie entrar a buscar nada.
Entonces yo mandé razón de que subieran unas embarcaciones y subieron alrededor de doce embarcaciones y entonces yo les dije que se quedaran al frente y que no intentaran, por lo que habría que habían un puesto, que podían romper los motores o algo, pero que me esperaban afuera. Y entonces, cuando ya llegaron me fui por la orilla del mar, tuve que nadar un poco. Llegué a una embarcación que siempre ellos tenían para mí yo moverme. Era una lancha de doce pies, una lanchita de doce pies, le decían el zapato. Pero ya tu sabes, difícil pa’ coger. Entonces, y eso no fui yo, los mismos pescadores decidieron que aquella lancha pues que no, ya no querían de ninguna manera, pues, que me lastimaran o me cogieran y llegué ahí y le decía a los muchachos “bueno, mira esto es lo que hay. Vamos a coger tres embarcaciones, de las más pequeñas, de las más livianas… Que se vayan estas embarcaciones de nuevo a la Esperanza, traigan agua, comida y todo. Estás se van a quedar esperando aquí. Pero nos vamos a ir un poquito para atrás del mangle para que ellos no vean que es lo que estamos haciendo. Entonces, cuando vinieron las embarcaciones empezamos a echar comida y agua en estas pequeñas embarcaciones. Las tres. Y yo les dije, “bueno ahorita ustedes se van afuera, lejos, bastante lejos, por lo menos mil pies afuera. Bien lejos. Y vienen por ahí pa’ acá por acá, pero a velocidad, mucha velocidad. Yo le voy a marcar, vamos a marcar con boya dónde están las primeras redes que ellos han tirado. Tan pronto ustedes vean la boya a por lo menos a 20, 25 pies de esa boya, tumba maquinas rápido y levantan motor.” Me dijo, “está bien” y se fueron afuera y estaban así, 400 personas velando esa maniobra. Era el gran almirante, en un tanque atrás, chequeando qué era lo que iba a pasar. Y todos los marinos y todo el mundo pendiente,cuando venían aquellas tres embarcaciones disparás por ahí pa’ afuera. Cuando llegaron dónde estaban la marca de las boyas, levantaron motores y siguieron, como eran pequeñas y tenían el peso de la carga, siguieron con esa misma velocidad y llegaron se ajocicaron en la arena. Y ahí pegó todo el mundo a gritar de nuevo y a hacer fiesta, a sacar la comida y el agua y todo. Estaba aquel almirante... porque los mismos marinos se están riendo de él. Entienden, por la cosa que él hizo, que él creía que eso no se iba a dar.
Y después de ahí seguimos metiendo… entonces venía más gente por lancha, porque se dijo que llegaba Silverio con Haciendo punto en otro son, que llegaba a Roy Brown, y llevamos a todo el mundo. Ahí se hizo fiesta. Nos quedamos esa… desde por la madrugada hasta el otro día a las 10 de la mañana. Fiesta toda la noche, llegando todavía gente de noche más lanchas. Aquello se puso que no se podía caminar por la orilla de la playa y, como si fuera poco, después salimos cantando La Borinqueña por el mismo centro del campamento García… hacia fuera. Aquella fue una actividad de mucho impacto, que nosotros queríamos hacer cosas que realmente a ellos les molestaran.
Hicimos la del muelle, no sé si a Melba le han contando. Esa fue la actividad más grande y la prensa, por ser un domingo, pues no estuvo. Aquí quisieron hacer un cambio de mando porque ellos se empeñaban, ellos son arrogantes, ellos se empeñaban en humillar al pueblo y humillar la lucha. Ellos tenían aquí un grupo de vanguardia Pro-Navy, porque ellos también tenían su gente dentro del pueblo. Y, yo estoy aquí atrás, y yo oigo anunciando, pero no, no, ellos empezaron a hacer los preparativos de una forma tan secreta que realmente en esa ocasión nos comieron los dulces, respecto al preparativo. ¿no? Cuando yo oigo un altoparlante la canción de siempre, prepárense pescadores, o que sé yo, eran ellos anunciando que por el pueblo iba a haber un cambio de mando dónde venía un tal Ralph Hedges. Era el que iba a venir a un cambio de mando, se iba a ir un almirante y regresaba otro. Pero lo del cambio de mando no iba a ser en Ceiba, en Roosevelt Road, lo querían hacer en Vieques. Pero era parte de estos golpes que ya le habíamos dado por acá y ellos querían buscar como un desquite y humillarnos. Mira vamos a entrar en el mismo pueblo, en la plaza pública, de Vieques y vamos a hacer un cambio de mando militar. Y yo estoy oyendo eso y dije “caramba, pero qué será lo que está anunciando esta gente. Pero teníamos una mujer que murió no hace mucho, Lula Tirado, que lo oyó en Santa María y vino rápido aquí, corriendo y me dijo, “Zenón, tenemos que prepararnos, mira esto es lo que está pasando.” Y averiguó este y este… Y yo dije “Eah rayos, Lula, esto es para mañana. ¿Y qué vamos a hacer?” Me dijo “ Yo no sé qué vamos a hacer, pero tú olvídate. Mira lo que vas a hacer y … verdad..”. Y entonces llamo a uno de los líderes que se llama Orlando Cruz, que estaba fuera de la isla, llamó a un tal Denise Rivera otro líder fuera de la isla. Yo dije, “Ahora sí esto se está moviendo.” Después, estoy incómodo porque la prensa averiguó… perdón, averiguó gente de la isla grande que eso se iba a dar y algunos de ellos llegaron a Vieques… se meten aquí y entonces no, puedo… no tengo libertad y no he hecho prácticamente nada. Entonces arranqué para el pueblo, para La Esperanza y contacté a unos cuantos pescadores. Les dije no lleven lancha, no lleven lanchas. Yo quiero a ustedes a las seis de la mañana en el área de los pescadores del norte y escogí a la gente que quería para ahí. Me fui al norte, ya de noche, tarde ya, como a las 10 de la noche todavía estaba ... Y hablé con el líder de los del norte Toñín Medina y le dije: “Toño, necesito por lo menos diez embarcaciones para mañana por la mañana, de ustedes, porque no podemos transferir las de nosotros acá, por lo lejos y los problemas y lo tarde y las necesito, pero malamente.” Me dijo, “no te preocupes, vete.” Como a las once de la noche él me llama que había oído otros comentarios. Yo le dije “no me digas nada por el teléfono. Voy a tu casa.” A las once de la noche salí para la casa. Nos reunimos de nuevo. Tuvimos una reunión casi como hasta la una. Hubo que hacer una serie de cambios a la carrera. Entonces yo solté a Lula para que se fuera por el pueblo, avisándole a la gente clave que teníamos en la lucha, que no eran pescadores, porque entonces ya se envolvió todo el mundo. Le dije “Lula vete por el pueblo. Vete, vete contacta a la gente y por la mañana ponle los altoparlantes a tu carro y dile lo que está pasando a la gente, que hay que fajarse.” Por la mañana temprano llegué a la una, no pude, con toda esta cosa, pues ya se imaginarán, no pude dormir, me levanté temprano de arranque. Ya el hombre que me había prometido las embarcaciones sí las tenía. Y los pescadores que ya había hablado en La Esperanza, que estuvieran ahí, habían llegado primero que yo. Todo el mundo bien dispuesto. ¿Bueno, qué vamos a hacer? Bueno, el domingo. “¿Cómo estamos de gasolina?” Los garajes aquel domingo no abrían. Llegó el licenciado Pedro Saade, que oyó que venía la cosa, llegó a Vieques. Le digo “llegaste a tiempo, porque la verdad que aquí vas a hacer falta pues yo creo que aquí se van a llevar a media humanidad.” Ya ellos se tenían una idea y trajeron ... La fuerza y choque estaba en Vieques, tenían la vanguardia pro-Navy, tenían todos los guardias civiles armados y todo en el muelle. Y yo, aquello no cabía. Pero me llegó una alegría tan grande, porque cuando yo estoy en los preparativos estamos, yo estoy con unos binoculares tratando de localizar el palco que va a traer al almirante, que era lo que me interesaba a mí. Pero ya habíamos hecho una llamada a la Isla Grande, que tuvieran pendiente en la lancha, que no se fuera a colar, porque son tan canallas y tan atrevidos, que pensamos que podía tomarse el riesgo y venir, para ser más humillante, montarse en lancha de pasajeros y llegar la Vieques. Ya habíamos llamado una seria gente y teníamos posteado en Fajardo un montón de gente que nos llamaron y me dijeron “mira Zenón, si llega a Vieques va a llegar amarillito, por lo menos llega lleno de huevos, pero olvídate… limpio no va a llegar, si llega a Vieques.” Si va a venir por aquí, me llamaron que por allí no había llegado. Y la lancha ya había salido. Yo dije, “ajá”
Entonces me fui a dónde está el faro, ahí en el pueblo. Y de ahí empecé como a las nueve y media de la mañana, desde Roosevelt Road, yo veo ese puntito blanco. Yo dije “muchachos, ahí viene el hombre”, ya tu sabes, tenso. Ya había ya yo ahí viene el hombre, tú sabes. Tenso, ya habían cabezas rajadas en el muelle, ya se habían dado pedradas los pro-Navy con los … la gente de nosotros. Ya se había formado y todavía no había llegado el hombre. Cuando llega, cuando está bastante cerca, yo le dije a los muchachos “mira, ese es un barco militar estilo yate que es rápido, es normalmente rápido.” Ya nosotros teníamos la embarcación sola, preparada con sogas y boyas y unas pesas fuertes en la parte dónde está la punta de la soga, que es la que vamos a tirar. Y les dije “bueno, ya esta distancia a la que nosotros tenemos cada uno en su embarcación, porque no vamos a esperar que llegué, los vamos a interceptar por lo menos dos millas antes de llegar al pueblo” y arrancamos y lo interceptamos, el rompió hacia Fajardo, notamos que sí… que tenía velocidad. Yo le dije a los muchachos “pues está bien, no lo vamos a seguir, porque eso es lo que está buscando separarnos. Vamos a venirnos, vamos a esperarlo frente a Vieques cerca del muelle,” y cuando viene de nuevo, nos le fuimos para encima, porque nosotros lo llevamos al ataque, nosotros lo esperábamos al llegar. Cuando nos les fuimos encima, se desvió y cogió como tirando hacia el oeste. Entonces yo le dije a Antonio Medina que iba… que era el de la lancha que tenía la soga. Le dije: “Toño, vente conmigo,” invité a otro muchacho con una lancha rápida, dije, “sácate una figa de pescar, un arpón. No era que íbamos a arponear a nadie, era cuestión de asustar al capitán, que lo estamos viendo, que él nos ve a nosotros y él… nosotros lo vemos y él nos ve a nosotros. “Cuando saquen la figa de pescar que le apunten al capitán, tú tienes que estar listo, pegado a ese barco de ellos con la lancha, porque él le va a dar un viraje rápido pensando que se le va a tirar con esta figa.” Y él da un viraje rápido y en eso está envuelto una embarcación a mano. Si vira de ese lado se levanta. Era lo que estaban… lo que queríamos, que viraran rápido para que él se levantara de ese lado. Al levantarse de ese lado, nos da la hélice, que es la que queríamos, una de las hélices, pues efectivamente, a esa velocidad nosotros también, cuando el muchacho se daba con la figa, el viró y cuando viró le dije, “Toño”, y ahí Toño le tiró el canto de hierro con la soga y lo cogió. Y oímos cuando hacía… le dije “Toñin, sueltalo que te rompen los brazos.” Porque aquella hélice… él aguantó la soga y era “ ta, ta, ta , ta” jalándosela. Le dije, “suéltasela, olivdate, sueltasela” y se la soltó. Y cuando llegó tenía como ocho boyas. Cuando llegó las ocho boyas ahí, un solo motor. Matamos a uno. Dijimos, “Uno no va para ningún sitio, este es nuestro.” Entonces no lo dejamos entrar, pero en Vieques, por primera vez en la historia de esta isla que la… Viequenses, el pueblo civil, tiene la oportunidad de ver una lucha de pescadores con la marina, ahí. Porque como era en el área civil y se regó y regó y todo Vieques, eso se veía… los hoteles, de los balcones, de todo sitio, todo lleno viendo la jugada. Tuvimos eso como alrededor de unas tres horas.
Finalmente, como no podía entrar, llamaron la Policía de Puerto Rico y vino una embarcación de la Policía en Puerto Rico y lo montaron a él solo. Los muchachos querían impactar la lancha de la policía. Yo dije, “mira muchachos, la verdad que la cuestión no es con la policía de Puerto Rico. Vamos a, vamos a ver qué hacemos aquí para dañarle toda esta cosa a este hombre. Entonces, la policía adelante y nosotros no le pegamos bastante a la lancha de la Policía, que no era tan rápida y yo recuerdo a un tal comandante Medína me decía, “Zenón, no impacte la lancha, la policía, no impacte la lancha de la policía,” porque los muchachos estaban bien amenazantes. Están bien molestos con la policía y nos les pegamos tanto que a veces la policía con sus macanas lograban darles por encima a las embarcaciones nuestras. O sea, estábamos ahí con la lancha de la policía. Y yo les dije, “mira muchachos, necesitamos una lancha grande por detrás cuando esté llegando al muelle,” porque notamos que el muelle… en estas cosas hay que tener una visión… El muelle, era mucho más alto que la lancha, Yo dije, “Si lo impactamos por detrás cuando esté llegando al muelle lo vamos a meter por debajo del muelle por ahí para allá. Y cuando estábamos bien cerca decían “Carambas, no impacte la lancha Zenón, no impacte la lancha”. Yo le dije a los muchachos, “mira, está bien, desgraciadamente son policías, pero son portorriqueños igual que nosotros, pero yo sé que como ese tumulto de gente que hay allá, a él no lo van a dejar pasar del muelle y nosotros lo que tenemos que hacer es rápido virar por la gente, tirarnos a tierra para bregar con la situación, que no pueda pasar.”. Lo más triste y humillante fue que la Policía pensó lo mismo que estábamos pensando nosotros de que los íbamos a impactar y los íbamos a meter por debajo del muelle. Redujeron rápido y cogieron a ese hombre que parecía un saco de maíz, lo cogieron vestidito blanco… lo cogieron ahí, lo tiraron arriba y arriba estaba la gente ahí esperándolo y nosotros rápido volteamos al muelle, al muelle, dejamos la embarcación y corrimos para allá. Cuando corrimos, pa’ allá, para sorpresa nuestra, vimos gente con las cabezas rajadas. Ya se habían fajado, ya pero aquello era pero de película. Este, y al hombre, había gente de nosotros, como alrededor de unos 40 o 50 personas, acostados en filas. Así, así, así, así, así, porque el muelle no es tan amplio y estaban acostados. Y ese hombre lo tenían que pasar por encima de todos estos que estaban acostados. Pero esto que estaban acostados, ellos estaban acostados, pero están mirando cuando él empieza a querer pasar por ahí… tu sabes que era tremendo lío que iba a buscar el caballero. Pero entonces viene la fuerza de choque. Me llama, “ ¿mira Zenón, qué vamos a hacer con este hombre?” porque lo aguantaron allá. Llegó a la punta del muelle, pero no se arriesgaron. Y dije, “bueno, pues con este hombre lo que vamos a hacer es lo siguiente, yo creo que ustedes deben de cogerlo y decirle que se vaya. Llevémoslo pa’ allá a aquel aparato que ahora está paralítico, está cojo, allá. Le montamos un motor, lo llevamos allá y que se vaya”. Y la fuerza de choque… Pues parece que se dio cuenta de que iba a tener el problema porque ese pueblo ese día sí estaba dispuesto. Y dije, “bueno si eso es lo que hay se tiene que ir. Y lo de, los pro-marina, ellos lloraron, ellos patalearon, ellos hicieron de todo. Yo recuerdo muy bien, había y no sé si ustedes conocen, había una señora que fue alcaldesa de San Juan. Se llama doña Fela, doña Fela. Felicia de Rincón, porque había invitado todos los alcaldes a la región este pa esa fiesta, a todos los alcaldes. Todos estaban aquí. Y yo oigo cuando Doña Fela me dice, me llamó por mi apodo, Melva, que es eso… y yo me quedé, con mi apodo…. “Taso, ven acá, quiero hablar contigo.” Yo sabía que era ella por el moño. Por el moño, dije, “ah dígame, que usted quiere.” Me dice “mira, bendito que deja pasar a ese pobre hombre. Qué él a lo que viene es a una actividad aquí.” Yo dije, “Doña Fela,” porque ya como yo la conocí, “mira Doña Fela, yo le voy a decir una cosa. Esta lucha no es mía, esta lucha es de un pueblo, este pueblo que está ahí. Usted búsquese un altoparlante, búsquese un fotuto o cualquier cosa por ahí y grítele a este pueblo si están dispuestos, no, a mí. No soy yo. Esta lucha es de este pueblo. Pregúntele a ese pueblo si tan dispuesto a dejarlo pasar. Mire, si el pueblo dice que sí. Yo no tengo ningún problema.” Y se fue por allí. Pa’ allá ¿no? Porque ahí salió corriendo alcalde de Vieques le dieron dos pedradas. Nuance se me olvida. Tuvo que correr como perro. Ellos metidos debajo de camiones, metidos... Aquello fue bien, bien, bien, bien humillante y el hombre se tuvo que ir. Osea, lo logramos.
Le traigo esto por la cuestión organizativa. O sea, tú tienes una gente y tienes que tener una gente todo el tiempo, todo el tiempo, haya o no haya actividad dispuesta, lista. Si surgió algo, aquí está. Si no surgió nada, pues no surgió nada. Pero la gente tiene que estar siempre. Si no tenemos esa cuestión organizativa, a esa hora que se nos avisa, ¿cómo lo vamos a poder mover un pueblo? Gracias al Señor lo movimos, lo logramos.
Mujer: ¿Pero la mayoría de todas estas actividades las ejecutaron e idearon los pescadores, grupos pequeños de pescadores y el pueblo entraba después o…?
Carlos Zenón: El pueblo entraba después, eso es correcto, eso es correcto. Los pescadores, especialmente si la actividad es en la mar. Bueno, ahí no, porque no… me da pena decirlo así, pero permitíamos muy poca…Pues porque hay que saber de las lanchas… hay que conocer los cayos, las áreas y nosotros pues, preparábamos. El pueblo se preparaba. Muchos se iban por tierra, por las montañas y todo, aver las actividades de los pescadores de lejos… Pero la gran mayoría del pueblo... Una vez creo que hubo más de 1000 personas a la orilla de la playa esperando. Ya habían averiguado que habíamos salido victoriosos en una actividad que hicimos y estaban recibiéndonos. Eso nos cargamos la batería porque sabíamos que teníamos un pueblo detrás y eso nos estimulaba. Nos estimulaba. Otra actividad que ustedes tienen que haber oído que tuvo mucho impacto fue la actividad de la onda. ¿Alguien ya había oído la actividad de la onda? Que la bautizaron en los Estados Unidos “la guerra de David y Goliat.” Éste, es otra actividad para traer a colación, una vez más, que no es Carlos Zenón.
Nosotros teníamos que ir a una actividad de la marina que considerábamos bien importante también, de parar otro bombardeo, pero averiguamos que la Marina se había agenciado unas embarcaciones de aluminio sin capota pero rápidas, y ya ellos habían dicho que estaban cansados ya de que supuestamente nosotros lo habíamos humillado, que cuando fuéramos a esa actividad ellos nos iban a impactar con estas lanchas. Estas lanchas eran de alrededor de 30 pies, súper rápidas, con la estupidez de parte de ello, que el día antes de la actividad la pasaron como a las cuatro de la tarde frente a La Esperanza y nosotros pudimos ver de tierra y de algunas embarcaciones, porque con todas estas tácticas bregábamos. Vamos a ver que tienen, no era ir por ir. O sea, que si el éxito de esta lucha fue porque primero teníamos que averiguar bien qué vamos a hacer, dónde vamos a pisar, con qué nos vamos a esperar. Y ese día, a las cuatro de la tarde ellos empezaron a subir de esas embarcaciones y los muchachos, los que estaban en la embarcación ahí afuera… Yo no pude ir a las embarcaciones, yo estaba mirando de acá, de la orilla. Ellos bajaron y me dijeron “mira Zenón, las embarcaciones son así, son rapidísimas, son de aluminio, no tienen capota,” yo dije “caramba, no tienen capota”. Eso quiere decir que quieren, no quieren…. Quieren velocidad, no quieren que nada los detenga. Y habían dicho abiertamente que nos iban a esperar, que nos iban a parar y que nos iban a impactar. Mataran o no mataran pescadores. Y yo dije “muchachos, bueno vamos a ver que hacemos, pero hay que ir, pero vamos a reunirnos” y nos reunimos. Oigan esto importante, porque la idea no fue mía. La prensa, “que Zenón…”, pero no fue mía. Yo cada vez que voy a un sitio tengo que decirlo, porque, porque de lo contrario no estoy siendo honesto. Estoy en una reunión, Melba y muchachos, como de tres horas. ¿Cómo lo vamos a hacer? ¿Caramba, y qué vamos a hacer con estas embarcaciones tan grandes y tan rápidas? ?Nos van a impactar? ¿Vamos a salir gente herida? No sabemos que ... si nos matan a alguien. ¿Qué vamos a hacer?
Y discutimos y discutimos y discutimos. Después de que estamos unas tres horas, viene Lino, el mismo del 6 de febrero, y me dice “Zenón, yo quiero hablar contigo.” Y yo le digo, “¿Lino, pero qué es lo que tú quieres? Por favor, estuvimos tres horas ahí y no me dijiste nada. ¿Qué te pasa? ¿Qué tú quieres?” Y voy y le echo la mano por el hombro y le digo “ven acá, dime ¿qué pasa, qué es lo que pasa?” “Caramba yo quería decirte algo, yo estaba oyendo… Y de las embarcaciones sin capota... “ Y Lino, sí, las embarcaciones sin capota y tres horas en una reunión...” Y me dijo “¿Tú nunca has pensado en la onda?” Y le digo, “Lino, yo he pensado en la onda, sí, cuando yo jovencito iba a pescar, para matar pichones pa´ comer frito, en los montes y todo esto. Lino, ¿qué pasa con la onda?” Me dijo, “mira Zenón, esas embarcaciones no tienen capota…” Yo dije “Lino, yo sé que no tienen capota pues las vimos ayer por la tarde y las vimos hoy y las hemos visto. O sea, sabemos que no tienen capota. Sabemos que son rápidas. Sabemos que son de aluminio y sabemos que han dicho ya que nos van a repartir fuete allá. Y esa es mi preocupación.”
Y él me dice, “bueno, yo no me preocuparía tanto.” Y yo le dije, “¿cómo que…? ¿qué es lo que tú me dices? ¿Qué tú me estás diciendo a mí? ¿Dime, qué tú tienes en esa cabeza?” “Mira Zenón, no tienen capota”, estamos hablando de ese viejito, “vamos a preparar ondas, buenas ondas, tenemos muchos pescadores jóvenes y mucha gente joven que saben tirar con ellas, que se montan con nosotros en las embarcaciones.” Y yo le dije, “Lino, qué vamos a hacer con … ¿Qué va a hacer una onda con un aparato grande?” Y me dijo, “ Zenón, si no tienen cabina, no tienen capota, lo que hay es que rajarle la cabeza a uno o a dos primero. Con la onda, cuando viene rápido, para encima de la lancha, si le damos en la cara, vamos a ser tantos que vamos a estar tirando, que a alguien le vamos a dar en la cabeza. Ellos tienen radio y se van a comunicar. “Mira, me rajaron la cabeza, están tirando con esto.” Y le dije, “Lino, pues está bien, les damos en la cabeza ¿y después qué?” Y me dice, “Zenón, si tú sabes que ellos son cobardes. Cuando le rajemos la cabeza a uno, se van a comunicar, y después, todo lo que tenemos que hacer es enseñarles la onda y lo que ellos van a hacer es bajarse. Y, cuando se bajan, pierden visión. Y si nosotros somos rápidos también, cuando ellos se bajan, tenemos la oportunidad de pasar …y buscamos la cayería llana que está más arriba, a ver cuántas de esas [lanchas] dejamos enganchás allá arriba.”

Le dije, “¿Lino, qué pasa contigo, por qué tú no me dices cosas como esas?” Si estábamos allá adentro. Yo tuve que llamar a todo el mundo para la reunión de nuevo. Tuve que llamar a todo el mundo y dije, “es verdad, esto es lo que hay, aquí no hay más nada, aquí no hay más nada.” Estuvimos de acuerdo y, a aquella hora, todo el mundo a hacer ondas, a hacer los preparativos de esa actividad. Hicieron inclusive afiches en Estados Unidos sobre la cuestión de la onda y esa [actividad] salió por todo el mundo entero, por todo el mundo entero. La idea fue de él y funcionó.
Mujer: ¿Y así resultó?
Carlos Zenón: Uno de ellos, dicen, nosotros nunca pudimos ver. En la prensa destacó que uno de ellos había perdido un ojo, un par de ellos salieron con la cabeza rajada. Pero lo logramos, pasamos, preparamos la maniobra y no pudieron detenernos. Después de ahí se molestaron tanto que llevaron a alguaciles federales que querían arrestar a Zenón solo. Y no solamente hacíamos ese tipo de cosas, teníamos pecadores, quizás muchos que yo no soy tan valiente como ellos. En alguna ocasión, estoy dando intrucciones a una lancha un poco más grande, de ese mismo día, pero estaban tan y tan molestos porque había gente herida de ellos, porque la habíamos pasado. El almirante Knoizen se fue al puesto de observación, dicho por uno de los guardias de ellos mismos allá arriba que él había dado órdenes que me tiraran a matar, que me mataran. Quizás tú no lo conozcas ... lo vincularon mucho con lo del Cerro Maravilla, al jefe de los alguaciles federales, José López. José López apareció personalmente con los federales al área de impacto y me estaba buscando. Aparentemente ya le habían dicho en qué lancha se supone que yo anduviera y cuando vio el zapato vacío, pues se puso a buscarme y alguien le notificó que yo estaba en aquella embarcación que tenía cabina, dando instrucciones desde ahí adentro. Y él fue se pegó con una lancha federal y llamó. Yo salí pa’ afuera y me dijo “Carlos, te vamos a arrestar.” Y entonces el capitán de la lancha, que era otro pescador, me pone la mano en el pecho y me dijo “ no, tu no te muevas, que si te quiere arrestar, tiene que montarse en esta lancha.” Y López sacó un Magnum, lo cogió en su mano y se fue a montar a la lancha y el muchacho tenía, nosotros nunca teníamos nada, armas de fuego ni nada. El muchacho tenía un martillo que usamos para sacar carrucho y lo cogió le dijo a López, que nunca se me va a olvidar tampoco, “si pones un pie en esta lancha…” con todo el revolú que tenía ahí en la mano, “… te voy a dar un martillazo en la cara, en la cara” y al poner el pie en la lancha que le quedaba ahí. Le digo, “ si pones un pie en la lancha te da un martillazo en la cara, así que tú decide.” Y el hombre echó pa’ atrás y en lo que se acomodó a averiguar qué van a hacer, esto y este otro, los muchachos me colaron al zapato. Y cuando empezamos a romper el pa’ afuera vinieron… esa, esa foto yo creo que hay algunas por aquí, vinieron los alguaciles federales en las embarcaciones se me fueron detrás, había unas más alante y empezaron a hacer como a modo de un cerco. Y hay uno, recuerdo, había uno, prieto él, con una carabina , esta en el recorte… está por ahí, en los que dicen el recorte de prensa. Estaba uno con una carabina apuntándome y ya estoy como de aquí a la puerta de la embarcación de él y hay oleaje, porque las embarcaciones son muchas, porque se ha formado el berenjenal y oleaje porque la mar estaba mala ese día y él estaba con una carabina apuntándome de aquí a la puerta. Yo de la lancha mía le digo, “mira, que…”, eso está en el periódico, ahorita eso les concierne a ellos. Yo le digo “mira, estúpido tu no ves que tienes el dedo metido en el gatillo y me vas a matar.” Y el tipo como siguió apuntando pues yo cogí una cara para otro lado. Pero entonces vino un pescador que se preocupó por mí con una lancha hecha a lo que le llaman home made, bien bruta ella y le dio un matracazo por el lado de la lancha federal y ese tipo cayó con la carabina patas arriba. Se dio en la cara, se ha formado aquel, la cosa y después que llegamos a tierra, yo dije “Junito, de verdad que te estoy agradecido porque lo tiraste patas arriba, pero me asustaste porque la verdad que se le pudo salir el tiro y me iba a matar, tu sabes.” Pero logramos ese día también salir del área y logramos … y la última… Y después, pueden hacer todas las preguntas que quieran, no estoy cansado. Esto no me cansa, que están los retratos por ahí.
La última fue la actividad que Romero, inclusive se reunieron, la marina se reunió, se fue a Fortaleza y con el gobierno de Puerto Rico, con el Gobernador y todos “ mira que estén pendientes, que vamos a hacer una actividad donde hemos invitado unos países, vienen unos observadores de distintos países del mundo, viene gente de la OTAN, viene todo el mundo y vamos a llevar a cabo a cabo esta maniobra” y queremos que el gobierno de Puerto Rico... Hasta el legislador llegaron a montar en algunos barcos para que vieran cómo era el tiro. El Eisenhower por primera vez, el portaaviones, iba a venir a Vieques. Querían que gente del gobierno de Puerto Rico estuviera en el portaviones viendo la maniobra y haciendo la maniobra. Bueno, aquello sí que lo anunciaron con todo. Yo les dije “muchachos”, como siempre, “que ustedes creen” me dijeron, “Vamos Zenón, yo nunca he visto el Eisenhower, vamos a verlo.” Vamos a verlo quiere decir, vamos a pararlo. Pues, ese día nos preparamos, estábamos preparados y esas fotos sí que están por ahí y de momento a las seis de la mañana ya teníamos las embarcaciones todas pegadas a los muelles. Los almuerzos de los muchachos, siempre llevaban las comidas, los cafés, yo que sé. Eso nunca fallaba. Aunque hubiera preocupación pues, la repetíamos… y siempre había un pescado y un café por allá mismo. Y ya está todo listo, las gasolinas y todos en las embarcaciones. Y vemos que llega un carro de la policía y llegó otro carro de la policía y llegaron dos carros civiles más a la asociación de pescadores y un corre corre y tiraron las puertas y salieron corriendo. Estaban por ahí, ahí estaba Cartagena, Torres- González. Llegó toda la mafia de la Policía, superintendente de la Policía personalmente. ¿A qué horas llegaron aquí en helicóptero? Porque a las seis de la mañana ya estaban allí metidos, a las seis de la mañana.
Entonces llega y yo dije, “¿pero y qué es esto?” Y no sé si me ven por ahí arrinconado de una pared como medio triste, este llega a Torres González y me dice “Zenón, ¿Pa’ donde tú vas?” Yo le dije “a pescar” y me dice.. por eso es que ahora le dicen en zanano, Melba… “yo voy a pescar.” Me dijo, “tu no vas a pescar nada”. Ah sí y él fue el que me dijo, “y ¿todas esas embarcaciones, qué hacen ahí?” Y dije: “y pa’ que se usan las lanchas? No es para pescar.” Y el tipo parece que le diga que yo iba para reverencia… y le dije “me voy a pescar…” Un pescador que se está enfrentando a la marina, van a venir este zángano a quererlo asustar que se yo y me dijo, “tu no vas a pescar nada” le digo “ vamos a pescar mira todo ese montón de … listos para ir a pescar”
Me dijo, “mira, yo vengo de parte del gobernador de Puerto Rico, Carlos Romero Barceló. Tú sabes que ellos están llevando un pleito de corte contra la Marina de Guerra,” que era una, un embuste. Era para aplacar la cosa. Y él dice que si ustedes llevan a cabo esa maniobra que se va a hacer hoy, que si ustedes paran era maniobra que se va a hacer hoy, o intentan interferir con la maniobra, no ayudaría el caso que está llevando en corte contra de la marina. Y yo le dije “ ¿pero quien te dijo a ti que nosotros vas a parar maniobra?” Dice “ si, si, si mira todas esas embarcaciones. Tuve suerte que ese día Wilda Rodríguez se había quedado en Vieques esa noche, porque ella siempre estaba en contacto con nosotros. Ella decía “Yo no quiero que tú me cojas a mí de bobo, de boba. Dime que es lo que hay que yo me quedo.” En aquel entonces tenía un fotógrafo en El nuevo día era ruso pero era un chiquitin así.
Muje: Cookie(sic) Courphs.

Carlos Zenón: Ese mismo, Courphs. Y cuando, cuando Torres González y ellos se me pegan, él tenía una idea de que me iba a agredir y entonces él metía la cámara de El nuevo día la mentía entre las narices de él y la mía. Pero ahí salió esa foto, como saben tan… y en un momento dado Torres-Gonzáles, tenemos las, las narices tan pegadas, porque estaba bien molesto. “ Tú, no vas a pescar nada”. Yo voy a pecar si, olvídate de ese caso”. Entonces, cuando yo dije “caramba, este hombre está airado, este, yo no quiero que los muchachos se me preocupen. Aquí se puede formar algo feo a esta hora y ellos se pueden aprovechar porque tienen la Policía Local y quieren más policía y tienen un montón de carros allí y se puede formar algo.” Y se me prendió el bombillo, le dije “mira, te voy a decir una cosa, yo voy a hacer un negocio contigo” al superintendente de la policía y él me dice, “¿Qué negocio tú me vas a hacer?” Le dije “te voy a decir la verdad, nosotros hoy vamos a ir a pescar, pero te voy a decir la verdad, íbamos a ir a parar la maniobra. Estábamos preparados para las maniobras. Si te buscas las embarcaciones vas a encontrar cantos de cadenas ahí y sogas” porque los helicópteros, también aprendimos que, cuando te volaban bajito, si le tiras un canto de cadena a la hélice pequeña, se caen. Y como abusaban con nosotros, aprendimos y estábamos preparados para eso.
Entonces, le dije “vete que ahí van a haber cantos de cadenas que lleva el canto de cadena, van a haber un montón de cosas porque íbamos a parar esa maniobra. pero ya que estuviera de parte del gobernador y ustedes dieron este viaje a Vieques, nosotros nos vamos a portar bien, nosotros no vamos a… íbamos a parar la maniobra que tengan bien claro lo que estoy diciendo, pero entonces vamos a aprovechar y nos vamos a ir cerca por aquí y nos vamos a pescar. Ya que nos levantamos temprano, ya que los muchachos trajeron almuerzo, ya que las embarcaciones están listas. Así que … “ Y me dio la mano, “está bien, algo es algo” y le dije “ah pues, está bien.” Y arrancamos y paramos por ahí por la tarde la noticia que nosotros habíamos parado la maniobra. Yo dije “ ahora si que no dejo que se me acerque”. Paramos la maniobra ese día, la verdad por eso le dicen Zanano y mira me creyó. Le paramos la maniobra ese día. Se hicieron muchas actividades, muchas de impacto, otras de menos impacto.
La lucha en un momento dado empezó a perder su efervescencia un poco porque precisamente el mismo Romero Barceló… Ellos estaban llevando el caso en corte, con la mala suerte para ellos de que consiguieron un abogado que, a pesar de que era PNP, creyó más en su reputación, en su profesionalismo, que en venderse. Y el caso de la marina lo cogió en serio, lo cogió en serio. Romero pensaba que eso era un mira.. él lo cogió en serio y tan en serio lo cogió que llevó a la marina a una encrucijada y se fue por la parte ambiental y probó. Le probó la Marina, que no podía seguir bombardeando a Vieques por la cuestión ambiental, que estaba destruyendo los corales, los arrecifes y todo esto. Entonces la marina se vio obligada a ir en alzada al primer circuito de Boston, para que EPA federal le otorgara, como son federales y es la Marina, y son guanabanas del mismo ancho, como estaba diciendo este hoy en las noticias, pues eso EPA nos va a dar el ok. Pero EPA, astuto, dijo “No, no, no, nosotros no podemos porque en los Estados Unidos no podemos dar un permiso por una cosa como esa, pues en Puerto Rico tampoco. Pero ustedes váyanse a Puerto Rico y ellos tienen una agencia allí que le llaman la Agencia de Calidad Ambiental de Puerto Rico y que sean ellos que le otorgue el permiso. Cuando eso se da, Pedro Gelaber, que era el director de Calidad Ambiental, estaba pendiente a un puesto más alto en la esfera federal, no como director de Calidad Ambiental de Puerto Rico. Se prepara todo ese mamotreto que este lo debe tener por ahí, el que le llamaron El Histórico Acuerdo. Yo lo bauticé como El Entrampamiento del Fortín, porque cuando aquello se estaba dando el entrampamiento en el Cerro Maravillas y no era distinto. Y vinieron y llegaron a Vieques sin avisar a este pueblo para firmar lo que ellosllamaron El Histórico Acuerdo, donde le ofrecían al pueblo un aeropuerto, que era el de campamento García, devolver la mayor parte de los terrenos, todo eso está ahí, y más acceso a la base de abajo del oeste, donde tienen los depósitos de bombas, que tiene 121 depósitos de bombas en la parte oeste. Y bueno, en la prensa salió que ahora nadie, nunca se me olvida que Ruth Fernández, no sé por qué ella salió diciendo de ahora en adelante el dinero correrá por las calles de Vieques. Porque iba a haber más fábricas y va a haber más empleo. El desempleo iba a terminar, iban a minimizar el bombardeo. Bueno, eso es brutal. Lo que está en El Histórico Acuerdo y la gente en Vieques como que tuvo la tendencia de creer que eso se iba a dar y entonces la lucha fue perdiendo efervescencia, del 83 pacá fue perdiendo efervescencia. Aparte de eso, otra cosa que quizá no sé cuántos de ustedes en distintos ... si en los Estados Unidos o aquí en Puerto Rico o dónde sea se envuelve en lucha, quizás esto los puede ayudar un poquito, un poquito y a los hijos míos que están empezando … Aparte de eso, tuvimos la mala suerte de que hubo grupos en Puerto Rico, mucha gente buena, quizás otros no tan buena que… –y estoy hablando grupos de izquierda, aquí estamos hablando a calzón quitado– que tenían sus disputas allá por cuestiones políticas o lo que fuera y ese, todo ese revolú, lo trasladaron a Vieques. Entonces estábamos nosotros bregando contra la Marina, tratando de ser, como se llama, mediadores en otras cosas. Entonces algunos no estaban de acuerdo con nosotros en una cosa, otros sí. Si, por ejemplo, del PSP había gente –que había mucha gente buena también– venía gente y nos ayudaban, algunos de los del PIP nos decían pues no nos vamos a unir porque están los del PSP y eso, eso no aportó. Eso no ayudó, eso definitivamente, eso no ayudó. Al extremo que en un momento dado se da una reunión en Vieques del Comité Nacional que tenía su junta de Gobierno al lado de allá también, y se reunieron en Vieques –yo ese día me fui a pescar– con la junta de la cruzada de los pescadores y plantearon de que nosotros íbamos a ser el comité de apoyo. Pero, cuando llegué por la madrugada, que yo llegaba de madrugada de la pesca. Fue una mañana temprano, le pregunté a mi esposa, “¿qué pasó por la noche?.” Y ella dijo “ Bueno, se dió a reunión, pasó esto y esto”, le dije “déjame ver la minuta,” cuando leo la minuta. Y allí encontré que… “para para para…¿Y esto, qué pasó con esto? “Bueno, muchos estuvieron de acuerdo.”A la otra noche yo tuve una reunión con la Junta de la cruzada y los pescadores. “Esto no puede ser. Si esto se da, sencillamente bueno pues… Yo me siento tranquilito porque, porque otro va a tomar la decisión. Nosotros somos el comité de apoyo y yo creo que es injusto que, si la cuestión, si la lucha es en Vieques, sí conocemos que lo que está pasando aquí, sí sabemos que conocemos la gente, las estrategias, las tácticas y todo hasta ahora, ¿por qué nosotros somos el comité de apoyo?” Nos reunimos y entonces acordamos la junta de la cruzada y la de los pescadores de llamarlos a ellos a una nueva reunión. Eso me trajo muchos problemas, personalmente a mi. Porque ellos entendieron que yo había sido una persona que no había estado de acuerdo. Porque no estuve en la reunión, yo estaba pescando y se fueron y entonces se empezó a trabajar poco.
Había un comité de prensa. Se hicieron un par de actividades en la cual la prensa nunca apareció, porque el comité, por estar molesto por las razones que fueran, no hizo su trabajo y entonces nosotros empezamos también a tener un poco de cuidado…Qué cosas… qué actividad vamos a hacer… Porque aquí tenemos que decirle a ustedes, con toda franqueza, que el Alma Mater en este tipo de actividades son la prensa, porque la prensa está ahí y la Marina tiene mucho miedo, mucho temor al qué dirán, si se agolpeo a un pescador, si arresto a un pescador, si mato a un pescador, pues lo van a divulgar, esto o lo otro. Yo creo que eso fue parte de las cosas que me preservó a mí cuando me llevaron preso a una cárcel federal que me llevaron primero aquí al presidio estatal y de aquí me mandaron a Atlanta y de Atlanta me enviaron a Kentucky. Unos meses antes ya habían matado a Angel Rodríguez y mucha gente pensaron que yo no llegaba, que no regresaba. Yo personalmente, gracias al Señor, estaba preparado mentalmente para eso y había dejado todo listo pensando bueno, si no llego alguien, pero aquí va a continuar. Y creo que me preservó que de Nueva York llamaba mucho El diario de Nueva York. Llamaba a la prensa a la institución en Kentucky para hacerme entrevistas cada rato, de entonces a ellos le preocupó … Caramba, imagínate un día que llame a la prensa y no pueda entrevistarlo, qué le vamos a decir, ¿dónde está? ¿Qué pasó? Yo creo que eso me ayudó un montón, un montón.
Hombre: ¿Usted estuvo en esa institución penal cuánto tiempo?
Carlos Zenón: Yo estuve alrededor de casi tres meses. Me sentenciaron a seis. Estuve tres meses porque había un abogado aquí en Puerto Rico que se mató no hace mucho. Albie Lugo(sic) fue de los que pensó que los líderes de la lucha no deben estar presos. Y entonces él habló, él bregó con una cuestión de estas de abogados, de un abogado judío que hay en Nueva York, le presentó toda la situación del caso. Llamó con mucho respeto, él llamó primero a mi esposa, le dijo lo que él tenía en mente, que él creía que era una buena idea. Mi esposa dijo, “bueno, entonces usted tiene que comunicarse con Zenón a la institución y plantearle a ver si él está de acuerdo en que el caso se lleve al circuito de Boston.” Y cuando él habló conmigo me hizo un planteamiento de muchas cosas que estaban de, que no se podían hacer, no porque los muchachos tuvieran temor de nada. Había una preocupación porque a veces que eso no es bueno, aunque también estoy diciendo esto, debe de haber más gente participando directamente en unas cosas, cosa que yo creo que en un momento dado… La preocupación por la lucha fue tan violenta que yo me tiré mucha, mucho, mucho, mucho, mucho, mucho, mucho encima, y a pesar de que participó mucha gente buena, pude haber dejado que se me acercaran más libres y bien cerca, bien cerca. No era que no participaban, que de las cosas que yo escondía debajo del matress, porque también eso es otra cosa, tu no vas... Tu preparas tus actividades, pero tú no las preparas en el aire. Tu preparas, tu haces tus mapas, tú haces tus escritos y todas esas cosas y yo las metía al matress. Pues no, la … y muchas de esas preocupaciones no las hacía, no lo hacía porque me preocupaba que alguien saliera lastimado. Porque si alguien sale lastimado una vez o dos o tres, también eso (inaudible) una lucha. ¿Entiende? Tú tienes que tratar de hacer una lucha donde el éxito sea rotundo o por lo menos casi de rotundo, sin que nadie salga disgustado. Donde todo el mundo salga contento, de lo contrario puedes tener problemas, pueden haber desacuerdos y él me llamó, me explicó. Me dijo, “tú me haces falta por acá, tú tienes que venir y esto y lo otro ... Y Don Alvizu decía que ni preso ni enfermo la persona tiene la misma efectividad que estando con la gente. ¿Y qué tú crees si llevamos al primero circuito?” Le digo, “Haga lo que usted crea entonces” y para sorpresa mía, la llevaron al primer circuito. Como a los 15 días me llegó la noticia. No, siempre recuerdo porque yo soy el, creo –o sé si haya habido algún otro caso– yo soy el único preso que va preso con su abogado. A mí me llevaron preso y a Pedro Saade también, que es el nombre de mi abogado. Tuvimos en el presidio estatal. A él se lo llevaron una semana antes donde la prensa en Puerto Rico ni nadie, ni su esposa ni sus familiares sabían adónde lo habían llevado. Y como a las dos semanas de habérselo llevado a él, por ahí, pues me llevaron a mí. Y entonces, más o menos la misma cosa, para sorpresa mía, yo cuando caigo en esa cárcel de Atlanta que me llevaban a Kentucky, yo voy pasando por un pasillo y veo que me dicen “sif, sif,” cuando miro, era Pedro Saade me dijo “nos vemos ahorita”. Y entonces pues, ese día cuando dieron la orden que me tenían que soltar, fue uno de los guardias penales a notificarme al cuarto. Ahí no estábamos en rejas. También tengo que admitir eso, no nos tenían en rejas. Me dijo, “Zenon, mañana a las 10 de la mañana tú te vas.”
Pero también tenemos unos grupos acá que antes tú de ir preso, tú tienes unos seminarios y te preparan gente que ya tienen una experiencia y te preparan con qué cosa tú te puedes esperar ahí. Como por ejemplo me decían, “cuando caigas ahí Zenon puede que te digan que hay una llamada telefónica para ti, que un hijo tuyo se golpeó, que pasó algo, un accidente en tu casa, algo. Pero no te pueden notificar qué fue lo que pasó entonces te rompen la cabeza. Y así ellos tienen una forma bien de eso, de, de… y entonces acá me habían preparado para toda esta cosa y cuando este individuo me dice, mañana a las 10 de la mañana te vas yo le dije “mira, lárgate de aquí”. “mira, que es serio...” Le dije” vete, vete, vete. Por favor, vete.” “Mira, que prepara la ropa.” Y cuando aquello yo hablaba bastante malo, no les voy a decir las cosas que le dije. Y entonces fue y buscó a Pedro, entonces vino Pedro y me dijo “Carlos de verdad que nos vamos mañana a las 10.” “Llegó la orden” Y salimos de ahí.
Llegamos a Puerto Rico, primero estuvimos en Nueva York porque íbamos a una conferencia allá. De Nueva York salimos a Puerto Rico y una de las cosas –que no sé si ahora me atrevo a hacerla de nuevo– había tiempo que no veía a mi familia, a mis hijos y los pescadores hasta Hawaianos habían aquí. Pescadores, cuando yo llegué y se montaron en unas lanchas, también, arrancaron para Fajardo y llegaron como 30 embarcaciones bandola a buscarme y llevar mi lancha. Primero, “aquí está tu lancha y tú la vas a capitanear a Vieques y eso le molestó mucho la Marina, porque yo, cuando llegué estaba mi familia, habían miles de Viequenses esperando a que nosotros entráramos ahí y yo seguí para el área de impacto, donde se supone que yo no tenía que entrar, el mismo día que salí. ¿Por ahí alguna otra pregunta?
Hombre: ¿Cuáles fueron los cargos oficialmente así?
Carlos Zenon: Primero te voy a decir por qué me acusan, porque fue lo más ridículo. Yo pegue, pegue con, ah Wilda la periodista, porque era bien chévere conmigo y con nosotros, y siempre estaba conmigo relajando. Y cuando yo, el testigo que pusieron en la silla de testigo para acusarme de que yo estaba en áreas prohibidas. El testigo dice que yo estaba en una embarcación como 200 pies de la orilla, que yo estoy en el mar, yo estoy en tierra. Era un capitán de la Marina y que él me vio y me reconoció porque yo tenía un diente de oro en la parte izquierda de la boca, que ésta. O sea para los efectos de ellos, yo siempre estaba trataba pelado, riéndome, porque fue por lo único que me pudo identificar. Y entonces la Wilda oye, pidió un receso que tuvimos en la corte. Me dijo “te chavaste Carlos, mañana en El nuevo día, Pedro Navaja.”
Yo le dije “Wilda, no, por favor, tú no te pongas con esas cosas porque después vamos a salir mal.” “Ay, bendito tu verás que sí, mañana te pongo Pedro Navaja.” Y entonces por eso aceptaron lo que él dijo el juez Juan Pérez Jiménez encontró causa para enviarme a la cárcel y me sentenció, por estar en agua restringidas por la Marina de Guerra de los Estados Unidos, a 6 meses de cárcel y 500 pesos de multa. No pague los 500 pesos de multa nunca, no cumplí los seis meses, cumplí como tres. Aparte de que tuvo que sostener una descarga que no le voy a entrar en detalles sobre eso. Después sentenció Yo le dije, “¿yo puedo hablar?” “Sí, ¿cómo no?” y cogí 15 minutos y me acuerdo, como ahora, que Luis Camacho era uno de mis abogados también me dijo “no le des la espalda al juez” “¿como que no le dé la espalda al juez si ya me sentenció?” Y entonces, yo me voy a dirigir a ese público que está sentado de gente en esta sala a decidir de una serie de cosas y a decirles porque este me sentenció” y le metí una descarga y él decía “eso no va al caso Zenón” y cuando único yo miraba al frente, era cuando yo viraba. Le decía “eso sí va al caso”, le señalaba con el dedo. Yo estaba bien molesto, bien molesto. Y después de ahí pues, hemos seguido haciendo las cosas, nos hemos mantenido. Y una de las cosas.
Mucha gente, los otros días, cuando la encuentro hubo gente que me preguntó cuándo fui a dar la charla ahí “Zenon, ¿Qué estás haciendo?” En Puerto Rico mucha gente me pregunta. Pues, una de las cosas que uno tiene que tener en mente en esta vida, especialmente cuando ya es grandecito, por no decir viejito, es que tarde o temprano, alguien tiene que continuar. Algo tiene que pasar por lo que sea, por las razones que sea. Yo sabía que tarde o temprano que yo tenía que alguien tenía que coger mi sitio. Eso no quiere decir que yo me iba a aplatanar. Pero mientras esto pasaba, yo tenía que dedicarme a cultivar unos árboles, a cultivar una gente aparte de los consejos universitarios y cosas que me visitan y le doy conferencias y cosas, pero yo tengo tres cosas aquí en casa y yo tenía por lo menos el tiempo que no invertía, pues ya montándome en la lancha aquella pues sentándome con ellos y lo que hizo mi mamá conmigo tenía que hacer con ellos. La experiencia que tuve con mi mamá, pues se la fui pasando a ellos y diciendo de una vez a ellos aquí se puede fracasar. Aquí no se debe fracasar aquí. Pues aquí tuve un encontronazo, para que ustedes no lo tengan. Hoy, en un momento dado, ellos quisieron hacer unas cosas y yo personalmente les dije sin mucho alboroto, ni mucho argumento, ni mucho revolú, ni que nadie se diera cuenta de la cosa. Conversando normalmente, riéndonos normalmente y yo estoy diciendo “miren hermanos, ustedes quieren hacer las cosas, pero aquí no hay condiciones en este momento y el trabajo bien importante, ya ustedes lo hicieron, que fue no permitir que esa barcaza entrara a este muelle y no permitir que la barcaza aquella pequeña que salían por ahí , ustedes la acucharon y la llevaron hasta allá afuera, donde me la tenían que llevar. Y a la misma vez, obligar a la Policía a un acuerdo con ellos de que ellos no iban a intentar, ni siquiera una vez más, acercarse a la Tierra por lo que ustedes hicieron. Yo creo que eso ha sido un gran logro. No lo dañemos, porque si no están las condiciones lo que se puede hacer es dañarse y vamos a dejarlo ahí. Pero de ahí para adelante, pues ya sabemos que yo les dije a ellos y quizás te hayan dicho algo a ti, yo creo que merece esto de hoy merece una reunión rapidito. Queremos que el Cano venga, un compartir para hacer las cosas de las cuales yo les hablé antes, con la rapidez que uno podía mover, movilizar, porque hay que organizar a una gente, hay que poner una gente y tenerla ahí. No importa que no hagas nada, pero las tienes que tener ahí.
A cada rato porque podemos ver a Melva, los muchachos van pa’ allá y hasta yo, porque yo le he dicho a ellos. Los otros días mi esposa cuando fueron pa’ Ceiba, que se montaron en las embarcaciones allá, que había este allí pulseando con un guardia en la noticias. Yo me quedé en el muelle. Tú no tienen una idea, ustedes no tienen una idea porque ya van mis tres hijos y por primera vez porque el día la madre fueron para unos barcos, pero yo no estaba en Vieques, con otros pescadores más, claro está. Y esta vez yo tuve la oportunidad de ver mis 3 hijos con unos pescadores montarse en unas embarcaciones, para ir a una actividad a Ceiba, ver que iba a pasar, pues yo lo desconocía y mi esposa, que se ha chupado toda esas, es una de las héroes, aparte de otras mujeres súper valiosas que se han envuelto aquí. Ustedes, no sé, no se sientan incómodas porque aquí hubo unas mujeres que si yo no me movía, ellas me movían. “Mira Carlos, va” Aquí hubo una actividad que me llevan preso a mi, cuando me llevaron preso, que yo entré al área de impacto, que me llevaron a Roosevelt Road, mi esposa estaba así de uno de los muchachos y llegaron unos cuantos pescadores aquí, medios tristes, otros de la cruzada. “Mira que se llevaron a Zenon. Y ellos “se llevaron a Zenon,” Y ella “¿y qué? Se llevaron a Zenon, ¿y qué? ¿Qué pasó? Zenon tiene planificado para mañana esta actividad. Así, así, así, así es.” Creo que fueron dos o tres de la isla y unas tres de aquí, se fueron reunieron a los pecadores en La Esperanza. Prepararon la actividad y la llevaron a cabo y quedó mejor que si yo hubiera estado aquí. Seis mujeres, tu sabes que no es… Y entonces ella se ha tenido que chupar un montón de cosas. Qué más yo les puedo decir? ¿Alguna otra pregunta?
Este, para que tengan una idea de hasta dónde llega el poder de la Marina. Porque decir que no tienen poder estaríamos bien equivocados y entonces estaríamos haciendo unas cosas, algunas actividades, donde nos podemos llevar sorpresas. Si usted cree que el enemigo es fuerte, usted va prepararse para esa fortaleza. Si usted cree que el enemigo tiene sus estrategias y las conoce, usted tiene que prepararse para esas estrategias. No diga que no las tiene, si las tiene, las tiene, pero vamos a combatírsela, entiende. Y a nivel de Puerto Rico la marina tiene un control absoluto sobre el pueblo de Puerto Rico. Aquí vinieron unos muchachos bien entusiasmados de distintas universidades, de Illinois, distintas universidades de Estados Unidos al Fortín. Yo me reuní con ellos, hubo como doce Viequenses. Ese día nos reunimos con ellos y yo le tuve que decir lo que realmente entiendo y sé respecto a todo este…. La fuerza de la Marina, para que no cayeran en sorpresas. Ellos venían entusiasmados en que la parte económica y social de esta isla, ellos tenían unas cosas que se podían hacer para desarrollarla bien y mayormente empezaron a entrar en el área del turismo. Yo le dije “miren, entendemos y agradecemos un montón todas esas cosas y no le digo que no se haga, sino que nos sigan hacia adelante con su, con su pensamiento, con su línea de pensamiento y sus actividades. Pero tengo que sí decirle que se van a tropezar con un escollo fuerte, que es la Marina de Guerra de los Estados Unidos, que se va a oponer a todo tipo de desarrollo en esta isla. Porque la intención de la Marina es acabar con esta isla y con la gente de esta isla.”
Para 1940 Vieques tenía alrededor de 13 mil habitantes. Hoy 1998 Vieques tiene ocho mil y pico de habitantes. Santa Cruz, Islas Vírgenes tienen doce mil quinientos Viequenses, más que aquí, sin contar San Tomás, la gente que está en Puerto Rico, la isla grande y los Estados Unidos. O sea, San Tomas es mucho más pequeño que Vieques y tiene 50 mil habitantes. ¿Por qué nosotros no tener 30 mil? Porque ha sido una forma sistemática, la Marina ha ido bregando con la situación para que este pueblo, esos papeles, yo no tengo, Prieto creo que tiene de ello, donde hay un documento que la Marina establece que en Vieques nunca, nunca debe pasar de 10 mil 500 habitantes entonces. Y se dice que para el año 2000, 2020, Vieques está entre de 4 a 6 mil habitantes, nada más. Porque la intención de la Marina de quedarse con la isla. Eso es pa’l 2000, pa’l 2000.
Bueno, entonces, ya que hablas de lo de producir. Si te estas refiriendo a baby, a bebé, pues tenemos ese tostón también. Tenemos el tostón de que nosotros puertorriqueños siempre decimos que somos de donde nacemos. Eso es ya ... y nosotros los Viequenses que somos más regionalistas que otra cosa, entiendes. Aquí no nacen niños, en Vieques no hay una sala de parto. Entonces, ¿qué pasa? Nacen en Fajardo, nacen en el Río Piedras, en aviones, las ambulancias, menos aquí. Aquí el único Viequense que hay en estos tres es Yabureibo, porque Aleida, sí, porque Aleida dijo... se puso de acuerdo con una comadre que tenemos que es enfermera y Aleida dijo “mira, yo, yo, yo tengo que tener a un Viequense,” y dijo, “ como yo lo voy a tener, así sea en la carretera, pero yo tengo que tener un Viequense.” Entonces hablo con ella y le dije “ mire comadre, yo quiero tener un viequense y aquí la tenemos, tenemos, tenemos que hacer una trampa, que no nos monten un avión. Yo me voy a quedar en mi casa hasta que tenga las patitas por fuera. Y entonces se pusieron de acuerdo, entonces ella habló con un doctor que era amigo de ella. Doctor Torres, le dijo “mira esto es lo que hay.” Mi comadre dice que ella quiere tener un Viequense. Cuando llega aquí ella va a llegar con ese niño pues ya. Y así lo hicimos. Cuando Aleyda llegó, llegó a que le cortaran el ombligo y Yabureibo nació aquí. Y así pasa con la gran mayoría de nuestros hijos, nacen en la isla grande.
Siempre hemos pensado que es una táctica, inclusive de la propia Marina, porque ellos en una ocasión quisieron hacer un censo para ver cuántos Viequenses estaban en contra de la marina y cuantos estaban a favor. La prensa me habló a mí, me dijo si yo creía en eso. Y dije que no, a pesar de que no tengo miedo. Yo creo que hay mucha gente que tiene miedo abiertamente a decir que están en contra de la marina. Todavía eso existe, pero se están ya. Yo me he quedado, después de aquel festival del encuentro. Ya la gente no se está escondiendo, ya eso está brotando, que eso es una oportunidad que las tenemos que explotar. Hay que aprovecharla. Pero yo por aquel entonces no tenía miedo en que aún así, porque el voto suponía que fuera una cuestión secreta y que sé yo. Pero yo una de las cosas que planteé a la prensa fue que no creía en eso porque no queríamos censo. Les dije “ el problema de Vieques y la marina es una cuestión de principios, de moral, y los principios de un pueblo no van a un referendum, así que olvídense en ese caso, aquí nosotros no vamos a referendum; aquí, esto es a palo limpio, hasta ver qué pasa. Pero no tenemos los, no nos nacen Viequenses, por eso es que se puede producir, pero se lo van a achacar a otro lado.” Así que….
No tenemos un colegio en esta isla. Ahora mismo nuestros hijos van a estudiar a la Isla Grande y cuando terminan de estudiar allá conocen a una jovencita por allá. Se casan por allá y se tienen que quedar por allá porque aquí no hay empleo para ellos, aquí no hay nada. Ese problema también, que perdemos nuestros hijos. Eso yo lo dije en una charla en la universidad interamericana una vez y los estudiantes se pararon todos locos. “No, pero la Marina te tiene loco, ¿cómo tu vas a decir que ustedes están perdiendo los hijos a la edad de 18 años y que los viequenses se están extinguiendo?” Yo dije, “estamos en peligro de extinción, si no nos nacemos allí; y entonces cuando tienen 18 años, pues se vienen para acá a estudiar y ustedes, las muchachitas de acá se enamoran y se me quedan” Y así, yo relajando con ellos y los perdemos. O sea, ellos van a regresar a Vieques de visita y cuando van a quedarse, pues cuando ya los pantalones se les están cayendo a los tobillos.
Preguntas, tu ibas a hacer una pregunta
Hombre: Yo iba a hacer una pregunta, ahora digamos que hizo bien fuerte en la cuestión de la contaminación, especialmente las ondas electromagnéticas del radar y el issue del cáncer. A ver si pudiese hablar un poco sobre esos dos issues, uno que es bien nuevo y el otro que viene arrastrándose bastante tiempo, que es el del cáncer.
Carlos Zenon: Respecto al radar, aquí se han, volvemos a la cuestión del poder de la marina. Respecto al radar, hicieron, dicen, que unas vistas públicas. Es bueno que sepan que la persona que tiene el poder en este pueblo, el mando de este pueblo, que es la alcaldesa de Vieques, es pro Marina. Defiende los intereses de la Marina a brazo partido. Se hicieron las vistas públicas respecto a la gestión de radar, en la cual ella participó en un juego de palabras en el pueblo diciendo “yo estoy opuesta al radar” y la gente aplaudió antes de tiempo. Ella decía que estaba opuesta a Radar en la parte oeste y yo, yo, yo. A mí me tocó después de ella. Y en la parte oeste, claro, para que nos acaban de matar, porque si las ondas que suelta la cuestión esta, ¿de dónde nos está dando la brisa de ahora? Siempre del este, acá bombardean, nos contaminan con toda la porquería que tienen la bombas y encima de eso ella quería el radar al lado de acá y no al lado de allá, pero se ha hecho, se hizo mucha fuerza respecto al radar. Y como quiera ya lo están montando. Respecto a la cuestión del cáncer, como mencionaste, es viejo, lo venimos arrastrando. Estamos en esas peleas, estamos en esa batalla. Yo estoy…Me sentiría bien triste pensar en que no va a ser así. Yo creo que en los próximos tres o cuatro años toda esta cosa se va a dar. Vamos a lograr muchas, muchas cosas, porque ahora realmente, como dije anteriormente ella ... por nosotros ser una isla retirada del resto de la Isla Grande, tiene la facilidad y pues estar en un chiquero ... Porque si usted nota, esto es como un campo de concentración, una base de 121 depósitos en la parte oeste y una donde bombardean y nosotros aquí en el centro.