Interview with Norma Torres B
Vieques Struggle: A Digital Video Archive

Juan Carlos Rodriguez

NORMA TORRES SANES:
Bueno, este poema, fíjate, lo escribí… eh… y la verdad que nunca me imaginé que…

PREGUNTA:
¿Se siente bien de la garganta?

NORMA TORRES SANES:
Sí, lo que pasa es que por lo general, como… no he hablado mucho en muchos días y al estar, pues, hablando y leyendo en voz alta, la garganta como…

PREGUNTA:
¿Pero desea un poquito de agua o algo…?

NORMA TORRES SANES:
No, estoy bien, ya. Este poema se titula, y de hecho va a formar parte de, del poemario o experiencia de vida, ¿no?, y se titula “Creeré, Señor”. Dice: “Mientras las estrellas brillen en el cielo y la luna alumbre con la luz del sol, mientras no haya el tiempo marcando la vida, mientras piense y sienta, creeré, Señor. Mientras el cariño rodee mi vida y mis hijos rían y sepan de amor. Mientras en la brisa me llegue tu aliento y el perfume patrio, creeré, Señor. Mientras haya amigos y flores y lluvia. Mientras la alegría a mi alrededor llene de entusiasmo mis días más tristes, mientras tenga sueños, creeré, Señor. Mientras la esperanza cultive sus rosas, el jardín del mundo produzca una flor, mientras haya alguien que se compadezca del dolor ajeno, creeré, Señor. Mientras la esperanza de otra vida nueva traiga tu mensaje de resurrección, mientras no se muera la fe que sostiene, mientras pueda hablarte, creeré, Señor. Pero si algún día todo esto me falta, sumida en silencio y en hondo dolor, con mis ojos ciegos, mis oídos sordos, mi garganta muda, creeré, Señor. Porque encontraría la luz y el camino, siguiendo la senda de tu inmenso amor, porque por encima de todas las cosas, está tu presencia. Y creo, Señor”.

Este poema lo escribí varias semanas después de habérseme diagnosticado cáncer de seno, y lo titulé “Mi nueva realidad”. Dice: “Hoy no sé si en verdad este es mi mundo o una mera ilusión, una quimera. Que mañana será tan solo olvido el celaje imperceptible de una fuerza. Yo no sé si es error, si es un fracaso, si estoy soñando o si estoy despierta. No es mi mundo real, todo es confuso, y no sé si estoy dentro o estoy fuera. Respiro la ansiedad que ya presente quiere invadir mi espacio a su manera. Mi espíritu susurra algo en mi oído. Hay un mar de emociones que se mezclan. Pensamientos y recuerdos van y vienen, como olas de una mar que no se encuentran, como olas detenidas en la playa que no saben si se van o si se quedan. Tal vez sea una broma de mi mente. Tiene mucho poder y lo confiesa. Pero mi voluntad, mi fe es más grande, y la puedo callar cuando yo quiera. Es astuta, inteligente y soñadora. Me esconde a veces la mejor idea. Me quiere controlar, pero me esfuerzo en mostrarle que soy yo la que le ordena, que tengo un yo interior que es muy valiente, que controla en este tiempo mi existencia, que contiene una luz que no se extingue y en esa luz la voz que me aconseja. Oigo el trinar de un ave en la distancia, distingo una ventana semiabierta, y hay un rayo de sol como asustado, señalándome el camino hacia una puerta. Y comprendo que no es sueño lo que vivo. Es la nueva realidad que me rodea. Solo quise echarme a andar sin rumbo fijo, marcando mil caminos con mis huellas. Acepto este presente y no cuestiono. En algún lugar del cielo está mi estrella, y sé que Dios se encuentra en todas partes y la vida es un regalo. Y es eterna”.

Tengo muchos escritos relacionados al cáncer y tengo entonces… “Cáncer-bero”, que es el poema que escribí, basado en, en mi experiencia con la quimioterapia. Este poema lo escribí en… en pleno apogeo de los efectos secundarios de la quimioterapia. Lo titulé “Cáncer-bero” porque yo empecé a ver el cáncer como, como el mismo infierno. Y la quimioterapia, en un momento dado, pues, para mí era otro infierno. Y “cancerbero”, como tú sabes, era el perro de tres cabezas que según la mitología custodiaba la entrada al infierno. Y como coincide que el nombre de “cancerbero”, pues, se me ocurrió que era un título muy apropiado para el poema. Y lo titulé “Cáncer-bero” dividiendo la palabra entre “cáncer”, raya, “bero”. Y así se titula. Si observas, tiene… Camilo me buscó, me buscó, este… me buscó en la computadora, ¿verdad?, una, una lámina donde se representa eh… el cancerbero mitológico, con sus tres cabezas, que representan obviamente la combinación de químicos que me daban a mí, adriamycin, cytoxan y (no se entiende). Así que, creo que estuvo muy acertado el, el… el haberlo titulado de esa manera… ¡Cuidado! ¿Te lastimaste? Ay, Dios mío, menos mal que no te diste con los bloques ahí. Sí, fue que calculaste mal el espacio de la silla. Esas son experiencias para seguir creciendo… -Exacto… Lo que uno hace por buena literatura…

Bueno, sí, el poema dice así… tiene, está dividido en tres partes, el antes, el durante y el después: “Llevo meses enfrentando el enemigo, que se cree invencible y es tormento. Es un monstruo que cambia de apariencia y nadie sabe aún cómo vencerlo. No hay un arma infalible contra el cáncer. O es puro camaleón o es puro genio. Se acomoda como quiere en cualquier parte y se vuelve amo y señor de nuestros sueños. Por ser enfermedad que viaja impune, creada en las entrañas del infierno, va buscando sin piedad un cuerpo vivo y con gran desfachatez a él tiene acceso. Con qué disfraz te engaña y se viste, con qué sonrisa falsa logra adeptos, atrapando sin piedad células buenas, convirtiéndolas de a poco en cancerberos. Hoy me ha tocado a mí sin previo aviso. Silencioso y hostil entró en mi seno y cambió para siempre mi existencia, causándome zapatos de dolores ajenos. Y es una realidad que me estremece. Todo mi ser palpita en suspenso. La experiencia de otros y de otras llena aún mi corazón de desaliento. ¿Son la quimio y la radio una esperanza? Ya el tumor salió fuera de mi cuerpo, pero debo cerrar todas las puertas y evitar para siempre su regreso. Aceptar quimioterapia no es tan fácil. Hay un hondo pesar por los efectos secundarios que produce esta al mezclarse con el rojo de la sangre, el rojo suero. ¿Qué decisión tomar? Acción difícil. Ser o no ser. Palabras de hace tiempo. Vivir o no vivir son los caminos que se abren ante mí, frente a mis miedos. Y en este aquí y ahora me exigen que elija entre los dos sin miramientos. En este decidir me va la vida. O lucho contra él o a él me entrego. Visualizo mi vida en un segundo y en un segundo me decido presto: ¡Quiero vivir!, es grito que retumba, ¡quiero vivir!, le grito al universo. Y es tanta la energía en ese grito, que me lleno de fe y de sentimientos, de energía vital, de fuerza pura, que siento a Dios cantando aquí en mi pecho. Y le digo a la vida que estoy lista. A emprender el camino al sufrimiento, porque sé que el amor todo lo puede y siendo Dios amor, con él yo puedo. Me dará el equipaje necesario, compañía eficaz en el sendero, médicos y enfermeras que me traten con el cariño fraternal y con esmero. Sus ángeles pondrán en cada recodo, manos amigas me darán consuelo. Mentes preciosas se unirán y a coro pedirán por mi salud al Padre Nuestro. Llevo meses de frente al enemigo, soportando con valor el tratamiento de la quimio, que pienso fue creada con las aguas infernales del averno. Intentamos meter miedo al maligno, que se sienta vulnerable e indefenso, que sienta lo que yo y al igual tiemble cuando beba de mi sangre cual veneno. La fórmula creada por la ciencia es un arma de dos filos. Qué remedio. Las células malignas se deshacen, pero quema sin piedad los brotes nuevos. Cancerbero se agita, furibundo. El fuego que lo quema no es su fuego. Se revuelca furioso y contraataca y el impacto sobre mí es algo horrendo. Sensaciones y emociones se entremezclan. Intento sonreír, llorar no quiero. La náusea horrible por mi cuerpo corre, aferrándose a mi estómago indispuesto. Y una ola de lo más desagradable se estrella indiferente sin respeto contra estómago y garganta. Mi ser todo es tan solo una angustia en retroceso. Las horas se detienen. Ya no avanzan. El tic tac del reloj se escucha lento. Se retuerce mi estómago en el cólico. La diarrea dolorosa (no se entiende). Los químicos recorren mi organismo como tren desbocado ya sin frenos. Se desborda por mis ojos, por mis manos. Sudo frío y calor al mismo tiempo. Es metálico el sabor que hay en mi boca. El dolor en mi estómago es intenso. El vómito salir quiere con fuerza, pero aprieto los dientes y no lo dejo. Necesito encontrar una palabra que describa la verdad de lo que siento, que defina sin ambages claramente lo que grita sin cesar todo mi cuerpo. Necesito encontrar esa palabra, necesito inventar vocablos nuevos. Porque busco con ahínco cada día en mi idioma, por Dios, y no la encuentro. Es entonces que comienza mi agonía. Es tan fuerte la batalla que el esfuerzo debilita poco a poco mis defensas. Oigo el río que me llama y me sumerjo. Una extraña quietud de mí se adueña. El río me posee, manso y tierno. Salgo a flote y respiro con el alma. Me acaricias en ti el aire fresco”…

Lo siento. Pero es un recuerdo… es desagradable.

“Es un lugar edénico, tan hermoso. El verdor del entorno es tan perfecto, los árboles me brindan su presencia y me arropan con abrigo de silencios. Me volteo, y ante mí como un milagro aparece la cascada de mis sueños. Mi cuerpo se aligera y me da vida el rocío refrescante de su aliento. Me siento renovada. No cuestiono. Sé que pronto volveré a pasar por esto, pero sé que Dios me ama y me sostiene. Y me estrecha entre sus brazos el misterio. Vuelvo al mundo real más sosegada. Mis ángeles me llevan de regreso. Cientos de mariposas me rodean y una en particular me deja un beso. El susurro de alas me bendice. Reconozco esa voz en mi recuerdo y me monto en sus alas fabulosas y a mi casa me lleva en raudo vuelo. Ese viaje imaginario es mi refugio, aún me siguen de la quimio los efectos. Pero el círculo de amor que me rodea es bálsamo divino a mi lamento. Dios contesta mis plegarias día a día. A mi lado siempre está mi compañero. Es constante su presencia y su ternura y es en esta dimensión mi gran consuelo. Tengo mucho por que estar agradecida. El camino de mi vida ha sido recto. Cuando el paso he vacilado temerosa, llega un ángel alumbrándome el sendero. No será diferente en este ahora. Sé que puedo con valor echar el resto. A mi lado están mis ángeles guardianas, y además tengo mi fe, mi amor, mis versos. Todo tiene su tiempo. Mañana es otro día. Tendrá su propio afán, según el Padre Eterno. Y yo le daré gracias por todos sus cuidados y en vivirlo gozosa pondré todo mi empeño”.

El gran “Cáncer-bero”. Me trae recuerdos muy dolorosos. La verdad que la quimio es terrible. Tengo un escrito… en una de mis… de muchas visualizaciones, la cascada que yo menciono en “Cáncer-bero”, eh… era el lugar adonde yo me iba cuando estaba con los efectos secundarios de la quimioterapia, yo me recostaba y me ponía música instrumental y trataba de irme en un viaje a través de la música, lo que llamo músicoterapia. Y hace tiempo que yo tengo un lugar específico… ¿Te están picando los mosquitos? -Un poquito, pero está bien…
Sí, porque ya está oscureciendo. Este… y ese lugar es un río. Es algo parecido a esto, pero es un río, ¿no?, que corre, y frente a mí cae una cascada. Yo tengo una obsesión con las cascadas, con las caídas de agua. Me fascinan. Y en esta visualización hay una piedra enorme, bien grande. Y en esa piedra, yo veo esa piedra. Ahí me siento. Inmediatamente que llego a la piedra, me rodea un círculo de fuego. El círculo de fuego representa el amor de Jesús. Y en mi visualización, yo veía a, a Jesús saliendo del agua, ¿no?, de donde la cascada besa el río. Y ahí yo veía la imagen de él saliendo, acercándose a mí y poniendo su mano sobre mi cabeza. Y en esa visualización yo sentía esa luz que emanaba de sus manos, arropándome, penetrándome todo, todo el organismo, sanándome, restaurando, sanando, restaurando. Entonces, yo iba visualizando cada parte de mi cuerpo, yo veía la luz caminando todo, todo, todo mi organismo, mi organismo, todo mi organismo, sanando, sanando, sanando. Era de las muchas visualizaciones que yo utilizaba. Y por eso es que la menciono. Y, obviamente, en esta visualización, obviamente, veo a Jesús caminando conmigo, y se titula “Aunque no te puedo ver”.

Dice: “Aunque no te puedo ver, presiento el silencio de tu sombra escurriéndose en las huellas de mis pasos, absorbiendo el suspiro suspendido en el hilo sin tejer del entusiasmo. Aunque no te pueda ver, presiento en la quietud del viento abochornado la palabra que tus labios pronunciaron en el eterno transcurrir del tiempo cuando la roca era apenas un grano de arena manifestado. Hoy cuelgo mi nostalgia de ti, en la rama deshojada del recuerdo y dibujo en el misterioso lienzo de la vida un horizonte nuevo. Sonriente de luz, de espacios sin fronteras, de abrazos sin abrir, de besos escondidos. Aunque no te pueda ver, estás presente en mí. Y el latido rítmico de mi corazón marca el compás de tus pasos en cuyas huellas guardo mi memoria que hoy se hace presente como testimonio de ti. Ayer, hoy, mañana, siempre, eternamente. Aunque no te pueda ver”.

Y para terminar, el poema que le dediqué a Naida, que lo escribí precisamente anoche. A mi querida amiga, que yo sé está en estos momentos disfrutando, posiblemente, ¿verdad?, de un lugar extraordinario. Dice: “A Naida Cruz, en memoria”.

“Al fin de desprendiste de tu cuerpo doliente. Desataste ese lazo que te ataba a la vida. Una vida agrietada por donde ibas dejando el suspiro de ausencias. Tu final despedida. Navegaste tu río desbordado de anhelos. Adornaste los sueños con tu hermosa sonrisa. Y en tus ojos de ámbar, el mar embelesado. Se miraba queriendo retenerte en su orilla. Fuiste mujer valiente, forjadora de sueños. El amor de tus hijos, tu más grande alegría. Y el abrazo sincero del amor de tu pueblo serenó tus espacios y te fuiste tranquila. En nubes de arreboles viajaste al infinito, dejándonos en soplo de viento una caricia. Y en cada madrugada el sol que nos alumbra te llevará el abrazo de los que no te olvidan. Adiós, querida Naida, compañera en la angustia. Me dolió muy profundo saber de tu partida. Tu recuerdo es motivo para seguir luchando, porque sé que en el cielo otro ángel me cuida. Gracias, amiga. Con amor, Norma”.

Así que como ves, eso es parte de… un poquito de allí, un poquito de allá. Espero que los hayas disfrutado, ¿verdad?... -Claro que sí…
Que sirvan de algo, ¿verdad?, de inspiración o de mensaje de aliento, ¿verdad?, a todos aquellos que vayan a ver el documental, reportaje. Y te deseo mucho éxito en la gestión que estás llevando a cabo.

PREGUNTA:
Gracias, gracias, Norma. Tenía una preguntita. Cuéntame un poco más de las cascadas de agua, las caídas de agua.

NORMA TORRES SANES:
Las caídas de agua. Pues, mira, yo no soy, yo… yo no soy persona de horóscopo ni de esas cosas, pero yo soy pisciana, y no sé quizás si esa… ¿verdad?, alusión a que según, según las personas que se dedican a esto, ¿no?, pues, los piscianos somos muy afines con el agua, con el mar. Pues, yo tengo un enamoramiento, porque tengo que decirlo así, con los ríos. A mí me encantan los ríos. Eh… obviamente, la hermana menor del río, que es la quebrada, ¿no?, porque yo me crie entre quebradas y siempre me encantó… lapachar, como dice uno, en el agua de la quebrada, bañarme en las pozas, disfrutar el… el… el sonido ese característico del agua corriendo entre las piedras. Siempre me llamó mucho la atención eso. Y… y sé que en algún momento de mi vida soñé con una cascada. Y ese sueño se hizo recurrente. O sea, no fue una sola vez. Sí, pasó un tiempo, pero posteriormente volví a ver cascadas en mi sueño y puedo decirte que de vez en cuando y de cuando en vez, sueño con cascadas, con caídas de agua.

Eh… he visto muchas, muchas fotos, este… de cascadas de agua y siempre busco: “A ver, Dios mío, cuál será la mía”, si verdaderamente existirá, ¿no? Inclusive hice que mi, que mi nuera, este… Tati, la esposa de mi hijo mayor, Camilo, me acompañara un día a El Yunque para visitar La Mina. A la cascada que llaman La Mina yo nunca había ido. Porque yo quería ir a una y mejor esa. Ah, y a partir de un reportaje que vi yo de La Mina en el periódico. Y ahí, pues, me vino el deseo de verla, y fuimos un día a ver la cascada. Y me fascinó, me encantó, pero no es, no es la cascada que yo… de mi sueño. De hecho, uno de los retos más grandes que yo he tenido en esto de escribir poesía, es haber escrito sonetos. Siempre tuve el reto de escribir sonetos, porque escribir sonetos no es fácil, ¿sabes? Aunque escribir décimas no es fácil, pero a mí se me hace más fácil escribir décimas que escribir sonetos. Y… y el primer soneto que escribí, se lo dediqué a esa cascada. Y después que escribí ese soneto, yo te diría… tengo como tres o cuatro sonetos dedicados a esa cascada, que se llama… este… “La cascada de mis sueños”.

Y, y después de eso incursioné en otros temas, pero en formato de soneto. Y por lo menos cumplí, tú sabes, cumplí ese sueño de… caramba, tú sabes… “Un soneto me manda hacer Violante”… ¿te acuerdas de eso? Pues, pues, gracias a Dios lo logré, tú sabes. Y… y realmente no sé por qué tengo esa fijación con las caídas de agua. De hecho, yo le digo a Ismael que con el tiempo yo quiero tener una fuente de agua en casa, y… y siempre que tengo la oportunidad, pues… que tengo la oportunidad de estar cerca del río, pues, yo me lo disfruto a plenitud. O sea, este… y sentir el frío del agua… y al mismo tiempo le tengo repelillo, ¿no?, como decimos, le tengo un poquito de temor al río. Porque, ¿tú no viste que el río es traicionero?, y uno no espera, de repente puede haber un golpe de agua y eso, pues, me asusta un poquito porque yo no sé nadar.

Pero vivo enamorada del río. Yo siempre digo, a veces me invitan para la playa y yo digo: “No, dame monte y río”. La playa es para ir de tarde, cuando ya el sol ha declinado, tú sabes, y sentarme un ratito a la sombra y disfrutar el ir y venir de las olas, pero lo que verdaderamente me llena es el río. Porque yo siento como que el río me habla, y ya en la distancia, yo como que siento esa voz, tú sabes, que me susurra y me dice cosas lindas, y me identifico mucho, mucho, mucho con los ríos. No sé, no sé por qué. No sé si… los que dicen que uno reencarna, a lo mejor en otra, en otra… en esas reencarnaciones que uno tiene, a lo mejor fui río, no sé…

PREGUNTA:
Quería también, ahora que mencionamos el río y que de alguna manera está por ahí quizás el espíritu de Julia de Burgos, cuéntame un poco de tus poetas favoritas y tus poetas favoritos…

NORMA TORRES SANES:
Definitivamente, de hecho, cuando menciono esto, cuando dije que si alguna vez fui río, me vino a la memoria el nombre de Julia de Burgos, ¿no?, con su famoso poema “Río Grande de Loiza”… este… definitivamente, Julia de Burgos ha sido una de mis inspiraciones, este… de hecho, yo tengo un poema que se titula “La otra”, este… que se… que tiene un poquito de influencia, ¿no?, de Julia de Burgos. En mi juventud, en mi adolescencia, yo leía mucho de Amado Nervo, leía mucho de, de… Gustavo Adolfo Bécquer, de José Gautier Benítez, de los puertorriqueños que me gustan. Los románticos, ¿no?, de ese momento, ¿no?, este… y realmente, pues, Juan Antonio Corretjer, en términos de los poemas… FIN.-