… Pensilvania, Pensilvania, sí, era un profesor de Pensilvania. Y siempre andaba con su tenedor en el bolsillo, era lo único que usaba. Un tipo brillante.
JC:
Qué gracioso.
ERNESTO:
Este otro era, este otro, otro norteamericano, Daniel (no se entiende). Él era un tipo que se dedicaba a la limpieza de patios, adornato… vegetativo…
JC:
Muchos norteamericanos que fueron…
ERNESTO:
También tengo por ahí a… no sé exactamente, a… que fue candidato a la alcaldía de Nueva York… y a la presidencia… negro…
JC:
Jesse Jackson…
ERNESTO:
No, la esposa de Jesse Jackson fue la que hizo desobediencia civil, no Jesse Jackson como tal… se están dañando, se están dañando, ¿ves lo que está sucediendo? Se están dañando.
JC:
¿A causa de qué?
ERNESTO:
Ah, estos son los insectos y demás, como no están tan protegidos, no están debidamente protegidos, es una pena. Es una pena. Reinaldo Delgado. Son buenos dibujos. Una pena. Pero, ¿qué puedo hacer? No tengo las facilidades para salvaguardar…
Este es uno de los viequenses que estuvieron conmigo. Él es Iván Torres. Por cierto, Iván estaba en proceso de crear una destilería de ron Crab Island, se llama Crab Island.
JC:
¿Pero qué pasó con ese proyecto?
ERNESTO:
Bueno, sufrió daños durante María y no sé, tendría él que decirte que es lo que ha pasado. Porque la última vez que yo lo vi y le pregunté, en la ferretería, le pregunté: “Iván, ¿cuándo es que nos vas a servir el palo de ron?”. Y él me dice: “Cuando tú hagas el puente”. Me dice: “Antes de tú hacer el puente”.
Y aquí, Dámaso, con ya yo teniéndolo acá, pues, le terminé la oreja, ya así, media borrosa. Porque no era así el trabajo original. Mira, aquí, incluso, inclusive, yo puse la hora, porque fue la hora que salí de la cárcel, las ocho y media.
JC:
¿Era buen escucha, Dámaso? Porque se le quedó la oreja…
ERNESTO:
Este muchacho era nieto de Barbo… no, este no. Lo tengo por ahí, el nieto de Barbosa. Estos otros son estudiantes… luego por aquí…
JC:
¿… Ese señor era de Vieques?...
ERNESTO:
¿Él? No, no. Él no era de Vieques. José… José A. Martínez. Era un tipo tímido, así, por su parte, por su lado…
JC:
¿Y hace cuánto está esta colección aquí, Ernesto?
ERNESTO:
Desde el 2001… -Desde el 2001…
Desde que yo la traje. Ahí, Rubén Berríos detrás, dentro de su celda, estaba escribiendo un libro. Todavía no he oído de la publicación del libro, ya lleva más de 20 años, casi, 22 del 2001, ya tiene 17 años y todavía no se ha publicado ese libro. ¿Te fijas como yo pinté la bandera de la independencia en la puerta de la cárcel?
-Sí, sí, el PIP…
El PIP.
JC:
¿Cuál sería, qué te gustaría hacer con esta colección?
ERNESTO:
¿Yo? Salvaguardarla, alguien que la pueda guardar en un sitio apropiado, a prueba de humedad, con temperatura, control de temperatura, un control ambiental. Porque, considero que… modestia aparte, es un documento importante de la lucha, porque es como… ¿ves?, como lleva el nombre, como lleva el nombre el libro: “El rostro oculto de la desobediencia civil”. Eran personas, fueron personas que sacrificaron su libertad por la paz de Vieques, y no solamente sacrificaron su libertad, sino que yo quería traerlos a la luz pública, porque siempre las cámaras estaban encima de los protagonistas. Y esta gente, en su mayoría, nadie los conocía. Mas, sin embargo, estaban presos. Y, pues, yo quise que fuesen recordados por lo menos ese grupito. Fueron mil y pico los que cayeron presos. Yo estuve preso no más que 90 días, pero los que pasaron por ahí mientras yo estuve preso, yo los dibujé. Y en orden, si a este le echaron tres días, pues, yo cogía a ese primero, el echaron cinco, segundo, le echaron diez… Al que le echaron 30, yo ya esperaba que hubieran cumplido 25 y… igual entonces.
Eso fue lo que hice, y saqué 135 obras de arte de la cárcel en esos 90 días. Esta misma, la portada, esta era mi celda… los bunkers, los dibujos hechos en papel de traza, de las fundas de la comisaría, con tizas que me consiguieran los guardias y demás…
Y este, pues, fue un símbolo de la lucha, las manos con las esposas puestas, que es lo que se presenta en el mural de ahí también, que pinté arriba del techo de la casa.
JC:
¿Podemos pasar a verlo?
ERNESTO:
Sí, pero lo único que yo le corté dos puertas, porque pensaba hacer una barrita de (no se entiende), pero no pude conseguir el permiso. Y ahí yo tenía la estructura, ¿ves?, la estructura en hierro preparada, para adelantar en madera, y ahí, ahí todavía se pueden apreciar una mano completa y la otra, que es esta que está aquí, con la paloma, la paloma… la paloma se fue a volar. Entonces, en este lado de acá tienes la verja, simbólica de la verja militar, que es donde nosotros estuvimos.
JC:
¿Puedo pasar un momentito a grabar el mural allá?
ERNESTO:
Sí, sí, cómo no. La escalera está sana. Esa sobrevivió a María.
JC:
¿Puede pasar un momentito, Ernesto? Voy a grabarlo parado, de pie, junto al mural… si quiere puede ponerse al ladito ahí… Y si puede mostrarme el dibujo.